La premier Giorgia Meloni, se prepara para presidir la primera reunión del G7 bajo conducción italiana, en la cual planteará la necesidad de ratificar el apoyo Kiev en la guerra con Rusia "durante el tiempo que sea necesario". También insistirá en el hecho de que Occidente no debe dar señales de "cansancio" de Occidente.
La política italiana está concentrada en mostrar que la cercanía con el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky -quien hablará en la cumbre- no ha desaparecido, que Italia se mantiene firme en la línea atlántica a pesar de que las diferencias con la Liga Norte.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de la Unión Europea (UE), Ursula von der Leyen, llegó a Kiev tras haber hecho escala en Varsovia con el primer ministro belga y presidente de turno del Consejo de la UE, Alexander De Croo, antes de subir al tren que la llevará a la capital ucraniana desde donde los dos se conectarán, junto con Zelensky, con los países del G7.El encuentro está previsto a las 16 (hora italiana), con una introducción de Meloni, quien no descartó, en la televisión de Bruno Vespa, la posibilidad de conectarse también ella desde Kiev.
También envió un mensaje al congreso de Forza Italia.
"Ha sido imposible estar ahí, Antonio (Tajani) lo sabe bien, porque él también tiene una agenda internacional muy ocupada, qué difícil es conciliar todo". Luego hablará Zelensky y tras la intervención del presidente ucraniano los siete países debatirán la situación. Y presionarán, en la declaración final, para que se endurezcan aún más las sanciones contra Moscú.
Sobre todo en cuanto a intentar cerrar los canales de financiación entrantes a Rusia y los flujos salientes de suministro de energía a terceros países. l objetivo es sancionar a las entidades financieras y bancarias de los países que contribuyan a ese comercio. Entretanto, la reflexión sobre la posibilidad de utilizar fondos soberanos ya confiscados del Banco Central ruso depositados en algunos países se encuentra aún en la fase preliminar. Y eso porque se trata de una dinámica que encuentra obstáculos legales y financieros.
Por supuesto, en la cumbre también se hablará de la otra crisis, la de Medio Oriente, tema que Meloni volverá a abordar la próxima semana en un encuentro con el presidente estaodunidense, Joe Biden, en la Casa Blanca. Una reunión bilateral, prevista para el próximo 1 de marzo, que se enmarca en la gira por las capitales del G7 precisamente con motivo de la presidencia italiana, que ya la vio en Tokio para el relevo con Fumio Kishida. En ese marzo, también mantendrá conversaciones en Toronto con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. La cumbre lleva semanas preparándose.
La videoconferencia reproduce el modelo japonés en ocasión del primer aniversario de la guerra: ahora se trata de volver a estar todos junto a Zelensky en un momento que se considera crucial, justo cuando crece la presión rusa en el Donbás, y el ejército ucraniano atraviesa dificultades.
En ese sentido, persistir en el apoyo a Kiev mientras sea necesario es la línea del Palacio Chigi y la Farnesina. Desde esa perspectiva, se está afinando el acuerdo bilateral de seguridad entre Italia y Ucrania, que sólo falta que lo firmen Meloni y Zelensky.Otros países ya lo hicieron, como Francia, Alemania y Reino Unido, basándose en el compromiso asumido en la cumbre de la OTAN en julio pasado.
Esos acuerdos no son jurídicamente vinculantes, pero representan otra etapa en el acercamiento de Kiev a la Alianza Atlántica.
En el protocolo, Italia confirmará su apoyo a la entrada de Ucrania en la Unión Europea (UE).
Defensa, formación de soldados, colaboración en el sector energético y compromiso con la posguerra, incluida la conferencia sobre la reconstrucción en 2025. El valor político y simbólico reside en el compromiso de no reducir el apoyo a Ucrania, como también explicó el Ministro de Asuntos Exteriores en el Parlamento.
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