La extrema derecha en los Países Bajos no logra abrirse paso y los primeros sondeos a pie de urna en el país que abre el maratón electoral europeo parecen destinados a contradecir las encuestas: Geert Wilders ganó 7 escaños en la Cámara Europea, donde hasta ahora estaba ausente, pero se ubicaría detrás de la fórmula proeuropea Laborista-Verde liderada por Frans Timmermans.El partido sigue abierto y el resultado no se conocerá hasta el domingo por la noche, con los datos reales de la votación de los Veintisiete países.
Pero frente a las previsiones según las cuales Wilders estaba destinado a superar a sus rivales, registró, sin embargo, un resultado sorprendente, confirmado también por los segundos sondeos a pie de urna de la tarde (hora local).
El líder euroescéptico y antiislámico, todavía fuerte tras el éxito de las elecciones de noviembre, cantaba victoria celebrando su ascenso "a 7 escaños": "Es muy emocionante porque todavía podemos convertirnos en los más grandes cuando se anuncien el domingo los resultados finales!", se apresuró a escribir en X.
Mientras, Frans Timmermans, después de haber evitado el alcance de su acérrimo enemigo, optó por no utilizar palabras sino honrar el resultado de la alianza publicando un tweet con dos corazones -uno rojo y otro verde- y una foto de un enérgico apretón de manos con el gregario Bas Eickhout.
Entre los aliados del gobierno de Wilders, en las encuestas de boca de urna los liberales de derecha (VVD) del primer ministro saliente, Mark Rutte, liderados por la exrefugiada de origen kurdo Dilan Yesilgoz, ocuparían el tercer lugar con 4 escaños, mientras que los centristas del Nuevo Partido El Contrato Social de Pieter Omtzigt y el Movimiento Campesino (BBB) ;;obtendrían uno y dos escaños respectivamente.
Un escaño también sería para el Foro para la Democracia (FvD), liderado por el populista Thierry Baudet, recientemente eclipsado por la estrella renacida de Wilders.
Las encuestas de boca de urna llegaron al final de un día marcado, entre otras cosas, por ataques de piratas informáticos al voto prorruso.
Con la chaqueta y corbata azul oscuro necesarias, Wilders se presentó temprano en la mañana en el colegio electoral de La Haya, haciendo alarde ante las cámaras de su "confianza" en la voluntad de los holandeses de "cambiar Europa".
"Queremos menos inmigración, queremos endurecer las normas y las políticas de asilo", fue el mantra incendiario repetido a su manera -en holandés y en inglés-.
Un llamamiento que resonó entre votantes como Sjors, un repartidor de 45 años de una empresa privada, para quien "votar a la derecha no significa ser populista sino realista en cuestiones importantes como la migración conmocionó al país" y " Wilders lo es".
En su visión "hay un tiempo para la izquierda y un tiempo para la derecha: éste es el tiempo de la derecha".
Un espíritu de los tiempos que no comparte Regina, de 57 años, asistente escolar, quien mira con preocupación el futuro gobierno de coalición ultranacionalista, listo para ver la luz el próximo 26 de junio, en medio de las maniobras de la Unión Europea para elegir nuevos líderes.
"Ser holandés significa ser europeo, espero que Europa cambie a los Países Bajos y no al revés", afirmó tras depositar su confianza en Timmermans y Eickhout, un eurodiputado muy popular incluso entre los más jóvenes.
La alianza proeuropea, que denuncia desde hace semanas la cercanía de Wilders a "los amigos de (Vladimir) Putin para debilitar a Europa", libró su batalla de retaguardia contra el líder xenófobo, poniendo a los ciudadanos ante la opción diametralmente opuesta de "una Europa de la solidaridad".
Una propuesta gracias a la cual el exvicepresidente de la Comisión Europea, padre del Pacto Verde, y el eurodiputado de los Verdes podrían permitir a sus partidos mantener sustancialmente estable el número actual de escaños (perderían uno en total), frenando la ola soberanista.
En tanto, en el triángulo entre el ayuntamiento, la estación central de La Haya y la mezquita turca Mescidi Aksa, en pleno barrio chino, se produjo la polarización del país durante las horas de la votación.
De hecho, hubo enfrentamientos entre los manifestantes pro-Gaza y la policía aplaudida por Wilders, entre temores del mundo islámico y de los refugiados ante la anunciada represión de la derecha -que se implementará también con "deportaciones forzosas de inmigrantes irregulares".
Los resultados holandeses se sabrán el domingo por la tarde, cuando los últimos colegios electorales del continente, los italianos, cierren sus puertas. Sólo después, el "viento de cambio" invocado por Wilders podrá decir en qué dirección sopla, abriendo el juego de las alianzas.
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