También se sabrá cuánto será necesario ampliarla para contrarrestar la trampa de los francotiradores.
Salvo que haya giros y vueltas, el paquete de altos cargos de la UE debería comenzar desde un punto: el PPE como primer grupo y la candidatura de Von der Leyen para la reelección.
La fecha marcada en rojo es el 18 de julio, tercer día de la primera sesión plenaria de la nueva legislatura: ese jueves la Cámara Europea espera que se celebre la elección del número uno en el Palacio Berlaymont.
En tanto, la presidencia del PE está formalmente excluida del paquete, pero ya tiene un nombre sobre la mesa: Roberta Metsola.
Los populares mantienen desde hace tiempo que las negociaciones partirán del eje PPE-Socialistas-Renovación, rechazando las acusaciones de quienes los consideran demasiado ocupados en el diálogo con la derecha.
En los últimos días algo cambió en la estrategia del PPE: las propuestas a la premier italiana, Giorgia Meloni, y a algunas otras delegaciones del ECR se volvieron más esporádicas y las distinciones sobre el Estado de derecho son más claras.
De hecho, la campaña electoral endureció el tono de los partidos de derecha que en las filas del PPE los consideraban dialogantes, ampliando la brecha con los partidos proeuropeos.
A eso hay que añadir que los liberales, y sobre todo los socialistas, dejaron claro a Von der Leyen que su negativa a una mayoría con Meloni seguirá siendo inexpugnable.
Por eso, en las conversaciones informales que tendrán lugar en las horas posteriores al cierre de las urnas, los Verdes podrían volver a entrar en juego para la nueva mayoría.
En 2019, los Verdes no votaron a Von der Leyen y las relaciones con el líder del PPE, Manfred Weber, están en su punto más bajo desde hace meses.
Sin embargo, el presidente saliente de la Comisión no tiene intención de excluir a priori a un partido que podría perder algunos escaños respecto a 2019 pero sin caídas sensacionales.
Los Verdes están en el gobierno en Alemania y serían un apoyo ideal para evitar el debilitamiento excesivo de uno de los pilares de la legislatura recién aprobada, el Pacto Verde.
Un tema sobre el que, en la nueva Comisión, podría reinar la española Teresa Ribera en un papel muy similar al asignado a Frans Timmermans.
A todo eso hay que añadir un dato: los expertos calculan que, en la votación secreta, Von der Leyen podría perder entre un 10 y un 15% de poco más de 400 preferencias.
El apoyo externo al eje PPE-S&D-Renovación sigue siendo apropiado.
El riesgo es que, al abrazar parte de la derecha, se ensanche el frente de los francotiradores contra la presidenta de la Comisión Europea.
El objetivo del PPE es llegar a una primera definición de los altos cargos en la cena informal de dirigentes del 17 de junio.
En el PPE nadie se atreve a decir que el juego de Úrsula Von der Leyen es fácil pero, de momento, no se habla de plan B.
Para el Consejo Europeo, el favorito sigue siendo Antonio Costa, pero para el ex premier portugués sigue habiendo más de una reserva, vinculada principalmente a la investigación por corrupción que lo obligó a dimitir hace meses.
Por otra parte, suben los precios de la danesa Mette Frederiksen, apreciada por el PPE por sus políticas intransigentes en materia de inmigrantes.
Paolo Gentiloni y Enrico Letta, en la familia socialista, siguen siendo nombres apreciados transversalmente, aunque el Comisario saliente de Asuntos Económicos declaró que quiere regresar a Italia.
La era post-Josep Borrell, entretanto, debería tener el color de los liberales.
La primera ministra estonia, Kaja Kallas, muy apreciada en Bruselas, tiene el problema de ser un halcón antirruso y gobernar un país fronterizo con Rusia, mientras que el ex primer ministro luxemburgués Xavier Bettel parece tener muchas más posibilidades que el presidente saliente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Asimismo, la opción de Mario Draghi, para la Comisión o el Consejo, se ve obstaculizada por el hecho de que no convencería a ninguna de las partes.
Pero no debería descartarse, especialmente si, en la cumbre de finales de junio, o peor aún en el PE, se creara un sensacional impasse en los altos cargos.
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