El tiempo se acaba. De hecho, en algunos aspectos ya está agotado. Los rusos atacan las líneas ucranianas en el frente, las ciudades, las centrales eléctricas y Kiev ahora casi no puede hacer más que observar, porque los misiles antiaéreos están agotados.
Volodymyr Zelensky está furioso, exasperado. Especialmente después de presenciar lo que él considera un trato preferencial para Israel. El presidente ucraniano habló con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y pidió "medidas inmediatas para reforzar la defensa aérea". Un mensaje que reiteró enérgicamente cuando se dirigió a los líderes de la UE reunidos en Bruselas para otra cumbre de guerra, dedicada principalmente a evitar que Oriente Medio se hunda en el caos.
El sentimiento de urgencia, evocado varias veces por los líderes de las instituciones europeas y por el propio Stoltenberg, está ahí, pero es difícil traducir las palabras en hechos. El Primer Ministro estonio, Kaja Kallas, lanzó un sincero llamamiento a aquellos países, europeos y no europeos, que todavía tienen baterías antiaéreas en sus almacenes para que "las envíen a Ucrania lo antes posible", ya que "esconder la cabeza en la arena" no va a hacer más seguro el continente europeo.
"Nuestra tímida respuesta en Ucrania no solo ha fortalecido a Rusia, estos conflictos en todo el mundo están conectados por un hilo: estamos como en los años 30", advirtió.
Los líderes de la UE, según el proyecto de conclusiones de la cumbre, considerado estable, subrayan "la necesidad de dotar urgentemente a Ucrania de defensa aérea y de acelerar e intensificar el suministro de toda la asistencia militar necesaria, incluidas municiones de artillería y misiles" e invitan al Consejo, en particular en la próxima reunión (defensa-exterior del 22 de abril, en Luxemburgo), para garantizar "un seguimiento necesario".
Los intercambios entre las cancillerías son febriles. El alto representante Josep Borrell -que preside el grupo- está en contacto con sus homólogos de los 27, el G7 en Capri está estudiando el expediente (el Ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, fue invitado, al igual que Stoltenberg) y, a petición de Kiev, el Consejo OTAN-Ucrania se reunirá el viernes a nivel de líderes de Defensa.
Ya no se permite la procrastinación. Además, Alemania escribió a decenas de países, incluidos los Estados árabes del Golfo, que estarán en Luxemburgo para el Consejo de cooperación, para solicitar más sistemas de defensa aérea para Ucrania. "Les invitamos a hacer un inventario de sus arsenales y considerar lo que podría transferirse, sistemas completos o partes de ellos, de forma permanente o por un período limitado", escriben Annalena Baerbock y Boris Pistorius en la carta.
La iniciativa, denominada 'Acción Inmediata en Defensa Aérea', buscará principalmente adquirir más sistemas Patriot estadounidenses, ya que han demostrado ser los más eficaces contra los misiles balísticos rusos.
Kiev, por su parte, ya ha hecho el mapa: la coalición de Ramstein tendría a su disposición 100 baterías Patriot (la mayor parte está en Estados Unidos) y Ucrania reclama 7 para sí misma, un sacrificio considerado mínimo. Berlín respondió prometiendo una batería extra. Ahora sería el turno de Washington, donde por fin algo se está moviendo.
Los republicanos han presentado un proyecto de ley al Congreso que liberaría los 61.000 millones de dólares en ayuda militar para Kiev, estancado por meses de luchas internas. La votación tendrá lugar el sábado.
Sin Estados Unidos, ahora está claro que la guerra podría terminar muy mal: la UE se está movilizando para fortalecer su sector militar, pero el momento no coincide con las necesidades de Ucrania. Como si el plato no fuera ya lo suficientemente rico, los líderes de la UE sobre la mesa tienen posibles sanciones contra Irán, la relación estratégica con Turquía y el apoyo que se dará al Líbano, cada vez más en juego debido a las tensiones regionales.
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