(ANSA) - ROMA, 1Por Laurence Figá-Talamanca - Mientras el mundo observa con aprehensión al Medio Oriente y a una eventual escalada con Irán, Ucrania continúa siendo un aterrador terrreno de batalla, con Vladimir Putin dispuesto a perder la vida de miles de soldados con el fin de avanzar la línea del frente, aquella que la BBC define como la "estrategia de la picadora de carne", enviar oleadas de soldados sin descanso a la primera línea para buscar agotar a las fuerzas de Kiev y exponer su artillería, con el resultado de haber superado ya "el umbral de 50.000 caídos".
En las últimas horas también las fuerzas ucranianas agredieron en profundidad a Rusia -hasta dañar una fábrica de bombarderos Tupolev en Tatarstan, conforme a los servicios especiales ucranianos- y en Crimea, donde según medio sy blogeros locales "unos 30 militares rusos murieron y 80 heridos en un ataque nocturno al aeropuerto militar de Dzhankoy", que habría "destruido un depósito de misiles Zircon y S-300".
Por la mañana, la represalia de Moscú arremetió de nuevo sobre los civiles, con un triple ataque contra Chernihiv, una ciudad del norte de Ucrania, una de las más antiguas del país: misiles rusos alcanzaron edificios residenciales cerca del centro, un hospital y una institución educativa. provocando al menos 17 muertos, más de 60 heridos -entre ellos tres niños-, y un número indeterminado de personas desaparecidas bajo los escombros donde los servicios de emergencia trabajaron durante todo el día.
La masacre suscitó la ira de Volodimir Zelensky,, ocupado en pedir con insistencia a los aliados europeos y estadounidenses reforzar la defensa aérea ucraniana: "Esto no habría sucedido si hubiéramos recibido suficiente equipo de defensa antiaérea y si la determinación del mundo de resistir al terrorismo ruso hubiera sido suficiente", tronó el presidente en las redes sociales, y expresó cada vez más enojo y frustración, especialmente después de las maniobras occidentales en los cielos de Israel para defenderlo de Irán.
A este ritmo, y con la moral de las tropas cada vez más debilitada por las "sombrías previsiones" de guerra, el frente ucraniano podría desplomarse "el próximo verano (boreal), cuando Rusia, con mayor peso numérico y dispuesta a aceptar enormes pérdidas, lance la ofensiva prevista", dijeron a Politico varios altos funcionarios de Kiev. En definitiva, Moscú ha tenido en cuenta que podría perder un elevado número de soldados incluso con la llamada "estrategia de la picadora de carne".
Estrategia que, de acuerdo con un conteo realizado por la BBC Rusia, por el grupo de medios independientes Mediazona y voluntarios -que rastrearon los nombres de los caídos en las tumbas recientes en los cementerios-, elevó el balance de los militares de Putin muertos en Ucrania (excluidos los separatistas prorrusos del Donbás) a más del umbral de los 50.000, con una suba del 25% en el segundo año de la invasión.
"El balance oficial total es 8 veces superior a la admisión oficial de Moscú", subraya la emisora británica que aclara que "es probable que el número sea aún mucho más alto".
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, reivindicó el secreto de Estado sobre la "Operación militar especial", al igual que Kiev que no da a conocer el número de sus caídos: la última cifra oficial data de febrero, cuando Zelensky habló de 31.000 soldados muertos.
Tampoco esta vez Moscú confirmó la noticia sobre los treinta soldados rusos que perdieron la vida en el ataque a la base aérea de Crimea, que según los blogueros rusos de Rybar, cercanos al ejército del Kremlin, alcanzaron y dañaron el objetivo con 12 Atacms. misiles suministrados a Kiev por Estados Unidos.
Sin embargo, el ministerio ruso de Defensa negó que drones de inteligencia militar ucranianos hubieran atacado la fábrica de Tupolev en Tartaristán, en el este de Rusia: por el contrario, precisó que había "destruido un drone ucraniano en la misma zona" antes de que pudiera causar daños.
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