"Reunión con Emmanuel Macron después de la cena", desliza la premier italiana Giorgia Meloni. En plena jornada, mientras el Consejo Europeo debate sobre Ucrania, llega la primera noticia sobre la posición que podría tener Italia en los principales expedientes de la UE: acuerdo bilateral con el presidente francés. Surge un cara a cara -el primero oficial tras las dos conversaciones informales en Roma y Sharm el Sheikh- que quizás llega en el mejor momento para Italia. Con París envuelto en una guerra de guerrillas por la reforma jubilatoria, Macron necesita apoyo en sus temas europeos: la energía nuclear, la respuesta común a la migración, un fondo ad hoc para tecnologías limpias y el relanzamiento de la competitividad de la Unión.
El encuentro Meloni-Macron estaba previsto para después de la cena de este jueves en Bruselas, al término de una serie de debates, entre Ucrania, el plan Net Zero (reducir al máximo la emisión de gases), el Pacto de Estabilidad, la energía y los migrantes. No es una cumbre fácil para nadie porque es una especie de primera mitad de un partido que terminará a finales de junio, con la posibilidad de una cumbre extraordinaria en mayo.
Es el vértice de los retos a medio y largo plazo. La premier italiana llegó a Bruselas con un triple objetivo: mantener el punto -muy crítico- sobre la excesiva ideologización del Green Deal, defenderse de los halcones sobre la reforma del Pacto de Estabilidad que recién nacerá en abril y relanzar la batalla contra los migrantes. Y en dos de estas tres batallas, París, para Italia, es fundamental. "Sobre los inmigrantes, espero avances de la UE pero puedo decir que estoy satisfecha con el proyecto de conclusiones", deslizó Meloni.
En realidad, las conclusiones no marcan ningún punto de inflexión pero reafirman la necesidad de una rápida implementación del Plan de Acción de la Comisión. Se puede hacer más por Italia. Ya en el panel sobre Ucrania, con la presencia del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, Meloni explica que la guerra ha provocado un "shock geopolítico" no solo en el frente oriental sino también en el sur, desestabilizando el Sahel -con la implicancia del grupo Wagner- y creando una "tormenta perfecta" en el Magreb, donde Túnez corre peligro de estallar. Y, como era de esperar, el primer ministro vuelve a un punto querido por Italia: el Banco Mundial, el FMI y la UE están invitados a hacer todo lo posible para desembolsar fondos en Túnez.
Sobre los migrantes los 27 caminan sobre brasas. Al menos diez hablan de ello en la cena y cada uno lleva arena a su molino. "Necesitamos implementar el reglamento de Dublín y reforzar las fronteras", subraya el premier de Países Bajos, Mark Rutte.
Los países del Mediterráneo, con Italia a la cabeza, reiteran la necesidad de acciones comunes para evitar salidas y una aplicación seria del principio de solidaridad. También pidiendo más fondos europeos. Pero parte de las tensiones entre los líderes de la UE también se extienden a los migrantes, y no solo a ellos: Ursula von der Leyen, durante la cena, ilustra los avances operativos de la Comisión cuando, por la tarde, circuló un análisis técnico por las oficinas del Consejo sobre la "vaguedad" de las medidas puestas en marcha.
En la cumbre a principios de primavera hay riña, pero no demasiada. Como en el tema de la competitividad. "Hoy a todos se les pide inversiones importantes para la transición ecológica, digital, para las cadenas de suministro estratégicas. No se puede pensar que las inversiones necesarias para hacer competitivo nuestro sistema no se tengan en cuenta en la gobernanza", es la línea de Meloni. La idea es la de una regla de oro en el nuevo Pacto o permitir a los países muy endeudados una senda de amortización no superior a 4 sino superior a 7 años.
"La UE debe aprender de sus errores", subrayó Meloni, consciente de la gravedad del asunto. Porque, en paralelo, continúan las negociaciones sobre el PNRR (Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia) y sobre los cambios que Italia quisiera presentar. Por la tarde, hablaron al respecto el ministro italiano de Asuntos de la UE, Raffaele Fitto, y el comisario Paolo Gentiloni.
La negociación no es fácil, por cierto. Mientras tanto, aún no ha llegado la luz verde de la UE al tercer tramo de los fondos de recuperación.
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