Ahora ni siquiera la ayuda de la UNRWA (la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina) llegará al exhausto pueblo de Gaza.
Tras el ataque del sábado al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, acusado de haber arrastrado a Naciones Unidas hacia una deriva antisemita y de apoyar de hecho el terrorismo, Israel decidió bloquear los convoyes de alimentos de la organización de la ONU para los refugiados palestinos hacia el norte de la Franja , provocando la ira de su líder, Philippe Lazzarini, quien en un posteo en la red social X acusó al estado judió sin medios términos: "Es indignante e intencional impedir la asistencia para salvar vidas durante una hambruna provocada por el hombre".
Un muro contra muro entre Israel y la ONU que parece no dejar lugar a ningún atisbo de diálogo, como lo confirmó la dura reacción del director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tedros Adhanom Ghebreyesus pidió que "la decisión sea revocada urgentemente", subrayando que "bloquear las entregas de alimentos por parte de la UNRWA significa efectivamente negar a las personas hambrientas la posibilidad de sobrevivir". Pero es poco probable que Israel vuelva sobre sus pasos, convencido como está de la colusión entre Hamás y varios empleados de la UNRWA en la Franja. Y no solo eso.
Los hospitales, como vienen repitiendo las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde el comienzo de la operación terrestre en Gaza, son en realidad bases terroristas.
Las búsquedas continúan desde hace una semana en el hospital de Shifa, donde, según informó el portavoz militar, "hasta ahora fueron capturados 480 terroristas afiliados a Hamás y a la Yihad Islámica" y "se encontraron armas e infraestructuras terroristas".
En las últimas horas, vehículos blindados y topadoras militares tomaron posiciones en las inmediaciones de los hospitales de Amal y Nasser, situados en dos distritos diferentes de Khan Yunis, en el marco de una operación más amplia destinada a "desmantelar las infraestructuras terroristas y eliminar a los terroristas", anunció el portavoz militar.
En tanto, sobre la decisión anunciada a principios de marzo por el primer ministro israelí Benyamyn Netanyahu de realizar una operación a gran escala en Rafah, intervino rápidamente la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris.
En una entrevista con la cadena ABC sugirió que podría haber "consecuencias" para Israel si sigue adelante con la invasión de Rafah, donde casi un millón y medio de desplazados viven en condiciones precarias: "Hemos sido claros en múltiples conversaciones y en todo caso, cualquier operación militar importante en Rafah sería un gran error", dijo Harris.
Y añadió: "Estudié los mapas. Esa gente no tiene adónde ir". Traducido, existe el riesgo de una masacre adicional a las 32.226 muertes reportadas por Hamás. Y en el frente internacional, también adoptó una postura dura el presidente francés, Emmanuel Macron, que advirtió a Netanyahu que cualquier "traslado forzoso" de población constituiría un "crimen de guerra".
Las conversaciones de Doha para la liberación de los rehenes se encuentran todavía en alta mar, o más bien en una montaña rusa.
Después de la apertura israelí a la propuesta estadounidense sobre la relación que debería establecerse entre la liberación de cada rehén israelí retenido por Hamás y el número de prisioneros palestinos retenidos en Israel que deberían ser liberados, hubo una reacción negativa de Hamás por la falta de "referencia al alto el fuego y la retirada de las fuerzas de Gaza".
Por la noche, sin embargo, hay un rayo de esperanza.
Según el Canal 12, Israel envió a Hamás un documento que detalla las tres fases de un acuerdo para la liberación de los rehenes. Las nuevas cifras hablan de una voluntad, en una primera fase, de liberar a entre 700 y 800 prisioneros palestinos a cambio de 40 rehenes durante una tregua de seis semanas.
Siempre según la misma televisión, también hay una serie de propuestas para el regreso de algunos de los civiles desplazados al norte de la Franja. Israel, sin embargo, descarta una retirada total de su ejército de Gaza. Una condición que Hamás difícilmente podrá aceptar.
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