Un suspiro y algunas lágrimas imposibles de contener signaron el adiós del escocés Andy Murray de Wimbledon, torneo que conquistó en 2013 y en 2016, del que se despide y en el que hoy cayó en el torneo de dobles masculino junto con su hermano Jamie en el estreno.
Un sentido y anticipado adiós para Andy, de 37 años y quien supo ser número uno del mundo, en el "patio de su casa" que le rindió tributo en la Cancha Central del All England y le tributó una merecida ovación de pie del público presente.
No fue la despedida que seguramente soñaba el escocés (que debe jugar aún el doble mixto junto a Emma Raducanu), quien apenas recuperado de una operación no disputó el torneo de individuales, pero poco importó pues la derrota ante los australianos Rinky Hijikata y John Peers por 7-6 (8/6) y 6-4 al cabo de una hora y media de juego no bastó para opacarla.
Los brazos en alto del bicampeón olímpico fueron la imagen final de ese "Last Dance" de Murray en Wimbledon, que también lo aplaudió de pie cuando ingresó a la cancha y provocó las primeras emociones en el tenista, acompañado por su esposa Kim, sus hijos, su padre William y su siempre presente mamá Judy.
No faltó nadie a la despedida, pues hasta el serbio Novak Djokovic, siete veces campeón del torneo en el que hoy avanzó a la tercera ronda y con quien supo protagonizar duelos memorables, estuvo para aplaudirlo.
A él se sumaron otras leyendas del tenis como el estadounidense John McEnroe o la también estadounidense de origen checo Martina Navratilova, nueve veces campeona en Wimbledon.
Hasta Sue Barker, eterna "voz" oficial del All England y "jubilada" desde 2022, estuvo presente para acompañar a Andy y realizarle la última entrevista.
Fue como un viaje en el tiempo matizado por las notas de "Creep" un tema del grupo Radiohead y por las palabras que le dedicaron los no menos legendarios Roger Federer, ocho veces campeón en Wimbledon, y Serena Williams, que alzó la corona en siete ocasiones, así como Djokovic y el español Rafael Nadal, ausente este año y camino también al retiro.
Un adiós que llega para Murray como consecuencia de las lesiones que lo persiguieron en los últimos años y que él mismo calificó como "muy duros", mientras peleaba por contener las lágrimas al recordar ese dolor físico y mental que padeció en estos tiempos.
"Me hubiese gustado seguir jugando, pero el físico me lo impide.
Es duro porque fueron muchas lesiones las que me impiden jugar al tenis por siempre, como hubiese querido, porque amo este deporte", confesó.
"El tenis me dio todo y jugándolo aprendí muchas lecciones que llevaré conmigo por el resto de mi vida", completó el escocés, a quien lo espera ahora un último desafio en los Juegos Olímpicos de París, donde le bajará definitivamente el telón a una carrera envidiable.
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