El gobierno de Irán guarda silencio sobre las explosiones o resta importancia al ataque nocturno, atribuido a Tel Aviv, que afectó a una base militar en Isfahán en el 85º cumpleaños del líder supremo Ali Jamenei.
Varios funcionarios del gobierno y del ejército de Irán, efectivamente, continuaron amenazando con una "respuesta máxima y definitiva" contra el Estado judío mientras se minimizaba el ataque.
Según Teherán, las explosiones escuchadas durante la noche se debieron al sistema de defensa iraní que tenía como objetivo "mini drones de vigilancia estadounidenses o israelíes", lanzados menos de una semana después del ataque de Irán a Israel, en represalia por el asesinato de siete miembros del Partido Revolucionario en una redada en la embajada iraní en Damasco.
Tras el cierre temporal del espacio aéreo sobre Teherán y otras ciudades, los medios de comunicación de la República Islámica se apresuraron a asegurar que, tras el derribo de "objetos voladores sospechosos", la situación había vuelto a la completa normalidad, mientras que las instalaciones nucleares de la zona no resultaron dañadas por el ataque, como también confirmó la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), y continuó operando "con total seguridad".
La atribución del ataque a Israel fue inicialmente calificada de "disparate" por el comandante en jefe del ejército iraní, Abdolrahim Mousavi, mientras que el Consejo de Seguridad Nacional negó haber celebrado una reunión de emergencia y desmintió los rumores aparecidos en los "medios de comunicación extranjeros".
El gobierno de Teherán y los líderes militares evitaron en modo alguno hablar directamente sobre el ataque, con la excepción del ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, que, sin acusar explícitamente al Estado judío, definió el ataque como un "fracaso".
"Nuestra próxima respuesta será inmediata y al más alto nivel en caso de que el régimen israelí se embarque una vez más en el aventurerismo y tome medidas contra los intereses de Irán", reiteró Amirabdollahian, afirmando que cualquier respuesta "decisiva y definitiva" contra Israel ya ha sido planificada en detalle por el ejército iraní.
Sin embargo, figuras políticas menores señalaron la responsabilidad de Israel.
Así, para el diputado Mehdi Toghyani, "el intento desesperado del régimen sionista, con la ayuda de agentes locales, de llevar a cabo un ataque con varios pequeños drones contra una base militar en Isfahán fracasó y les trajo más desgracias".
Más cauteloso fue Javad Zarif, ex ministro de Asuntos Exteriores y negociador de Teherán en el momento del acuerdo nuclear de 2015, quien pidió a la comunidad internacional que detuviera a Israel "a la luz de los imprudentes fuegos artificiales en Isfahán".
Jamenei no hizo ningún comentario sobre el ataque, ni tampoco el presidente Ebrahim Raisi, que ignoró por completo los acontecimientos de Isfahán durante una aparición pública en Damghan, en la provincia norteña de Semnan.
"Esta operación demostró la autoridad del sistema de la República Islámica y el poder de nuestras Fuerzas Armadas", afirmó el presidente iraní, volviendo a hablar de las represalias de Teherán contra Tel Aviv por el ataque a Damasco.
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