El ataque acotado de Israel contra Irán irrumpió de repente en la mesa de los Ministros de Asuntos Exteriores reunidos en el G7 en Capri, justo en el último día de trabajo. Se trata de un ataque esperado, aunque no deja de implicar una señal de alarma en la región, que obligó a los jefes de la diplomacia occidental a revisar la agenda de la cumbre y adoptar una posición clara, lanzando un fuerte llamamiento a todas las partes para que cesen las hostilidades.
El canciller italiano, Antonio Tajani, quien presidió la reunión, subrayó el "mensaje claro" de un G7 cada vez más "cohesionado".
Un formato "político", afirmó el jefe de la Farnesina (cancillería italiana), en el que "todos los miembros trabajarán en armonía" con el objetivo de "apagar el fuego" en Medio Oriente.
El ataque con drones israelíes a una base iraní en Isfahán, en respuesta al ataque directo de Teherán contra el Estado judío el 13 de abril, llevó a los ministros del G7 a reformular el comunicado final de Capri.
El llamamiento se dirige a "todas las partes", no sólo a los contendientes directos, sino también a todos los actores más influyentes de la región, para que aporten una "contribución al esfuerzo" para desactivar las tensiones.
Los 7 grandes países cuestionaron, no obstante, a Teherán, y le pidieron "que se abstenga de apoyar a Hamás y de emprender nuevas acciones que desestabilicen Medio Oriente, incluido el apoyo a Hezbolá y otros actores no estatales", como los hutíes, que llevan a cabo acciones hostiles por poderes contra los occidentales en el Mar Rojo.
De lo contrario, el régimen de los ayatolás debería prepararse para afrontar "nuevas sanciones u otras medidas".
Los involucrados en la fabricación y venta de misiles y drones están en el punto de mira.
Pero también hubo un pasaje dedicado a Ucrania, que amenaza con tomar medidas enérgicas si Irán "prosigue con el suministro de misiles balísticos o tecnologías relacionadas a Rusia".
El caso de Irán es la última extensión dramática del conflicto en Gaza y, por ello, el G7 llamó a dar pasos adelante para desactivar también esa bomba.
Las prioridades indicadas son las mismas desde hace tiempo, pero cada vez más urgentes después de más de seis meses de hostilidad: "Liberación inmediata de los rehenes y un alto el fuego sostenible que permita un aumento de la ayuda humanitaria".
El principal obstáculo en este camino, según Occidente, es Hamás. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, señaló que la facción palestina "rechazó ofertas generosas de Israel".
Al mismo tiempo, Israel también tiene sus responsabilidades y deberes.
Se trata, sobre todo, de la anunciada ofensiva de Rafah, que el G7 sigue rechazando, porque "tendría consecuencias catastróficas para los civiles".
Por lo tanto, la prioridad que debe asumir el Estado judío es adoptar "un plan creíble y ejecutable para proteger a la población local".
Se trata de un concepto reiterado por Estados Unidos, principal proveedor de ayuda militar a Israel.
"Creemos que se pueden alcanzar los mismos objetivos con otros medios" además de entrar con tropas en la Franja Sur, reiteró Blinken.
El compromiso humanitario en favor de los palestinos secuestrados por la guerra es un activo clave de la iniciativa italiana, que, con su proyecto "Alimentos para Gaza", fue reconocida por el G7 como un instrumento de paz", subrayó Tajani.
La búsqueda de la paz es la prioridad de Roma, que insiste en que sólo hay un camino para estabilizar definitivamente la región: "Dos Estados para dos pueblos".
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