La ingesta del AOVE contrarresta, por ejemplo, la aparición de enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, el síndrome metabólico, así como enfermedades neoplásicas, enfermedades del sistema nervioso y enfermedad renal crónica.
No son los únicos beneficios para la salud.
El consumo diario de aceite de oliva virgen extra, como condimento principal, reduce además el riesgo cardiovascular, mejora el metabolismo de carbohidratos y lípidos, ayuda a controlar la presión arterial y reduce la inflamación y el estrés oxidativo.
Estos últimos son los factores implicados en el proceso de envejecimiento.
Un reciente estudio in vitro realizado en la Universidad de Roma Tor Vergata evaluó la capacidad antiproliferativa de los extractos de hoja de olivo, mediante el uso del instrumento 'Incucye S3 Live-Cell Analysis System' (Incucyte).
Este instrumento posibilita el análisis del comportamiento celular en tiempo real.
El estudio confirmó la posible acción antitumoral ejercida por los compuestos polares menores del aceite de Evo también sobre esta línea celular nunca antes estudiada en la literatura.
Otro estudio, actualmente en curso en el policlínico Tor Vergata y realizado por el equipo coordinado por Annalisa Noce, profesora asociada de Nefrología de la Universidad de Tor Vergata, también evalúa los efectos de combinar la administración de una dieta mediterránea personalizada con la ingesta de un alimento para usos médicos especiales a base de microcompuesto palmitoiletanolamida-rutina e hidroxitirosol (un derivado del aceite de oliva) en una población de pacientes que padecen síndrome metabólico.
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