"La violencia contra las mujeres es un escándalo mundial, cada vez más reconocido. Si las palabras reconocen la igual dignidad de las mujeres, en algunos países las desigualdades entre mujeres y hombres son muy graves e incluso en los países más desarrollados y democráticos la realidad social concreta lo atestigua al hecho de que a menudo no se reconoce a las mujeres la misma dignidad que a los hombres".
Así lo afirma el Dicasterio Vaticano para la Doctrina de la Fe en la Declaración "Dignitas Infinita" sobre la dignidad humana.
El Papa Francisco, se lee en el documento, subraya este hecho cuando afirma que "la organización de las sociedades en todo el mundo está todavía lejos de reflejar claramente que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad y los mismos derechos que los hombres. Algunas palabras son cosas afirmadas, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje".
Y es un hecho que "las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia son doblemente pobres, porque muchas veces se encuentran con menos posibilidades de defender sus derechos", acota el documento.
San Juan Pablo II ya reconocía que "aún queda mucho por hacer para que ser mujer y madre no conlleve discriminación. Es urgente alcanzar en todas partes la igualdad efectiva de derechos personales y, por tanto, la igualdad salarial respecto de un trabajo igual, la protección de madre trabajadora, una carrera profesional equitativa, la igualdad entre los cónyuges en el derecho de familia, el reconocimiento de todo lo relacionado con los derechos y deberes de los ciudadanos en un régimen democrático", apunta otro tramo de "Dignitas Infinita".
Las desigualdades en estos aspectos son diferentes formas de violencia. Y también recordó que "es hora de condenar enérgicamente, dando vida a instrumentos legislativos de defensa adecuados, las formas de violencia sexual que a menudo afectan a las mujeres", apunta en otro párrafo.
"En nombre del respeto a la persona, no podemos dejar de denunciar la cultura hedonista generalizada y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad, induciendo incluso a niñas muy jóvenes a caer en los circuitos de la corrupción y a prestarse a la mercantilización de sus cuerpos.
Entre las formas de violencia ejercidas sobre las mujeres, cómo no mencionar el aborto forzado, que afecta tanto a la madre como al hijo, tantas veces para satisfacer el egoísmo de los varones?", insiste el mensaje.
En este horizonte de violencia contra las mujeres, "el fenómeno del feminicidio nunca será suficientemente condenado.
En este frente, el compromiso de toda la comunidad internacional debe ser compacto y concreto, como reiteró el Papa Francisco: "una invitación a luchar contra esta fuente de violencia, sufrimiento pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia".
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