De hecho, todo niño, desde el momento de la concepción, el nacimiento y luego su crecimiento como niño o niña, hasta convertirse en adulto, posee una dignidad intangible que se expresa claramente, aunque de manera singular y diferenciada, en cada fase de su vida".
- "El niño tiene, por tanto, derecho, en virtud de su dignidad inalienable, a tener un origen plenamente humano y no inducido artificialmente, y a recibir el don de una vida que manifieste, al mismo tiempo, la dignidad del dador y del destinatario".
- "Además, el reconocimiento de la dignidad de la persona humana implica también el de la dignidad de la unión conyugal y de la procreación humana en todas sus dimensiones. En este sentido, el deseo legítimo de tener un hijo no puede transformarse en un 'derecho a tener un hijo' que no respete la dignidad del propio niño como destinatario del don gratuito de la vida".
- "La profunda dignidad inherente al ser humano en toda su alma y cuerpo nos permite comprender también por qué todo abuso sexual deja profundas cicatrices en el corazón de quien lo sufre: él, de hecho, se siente herido en su dignidad humana. Se trata de sufrimientos que pueden durar toda la vida y que ningún arrepentimiento puede remediar. Este fenómeno está muy extendido en la sociedad, afecta también a la Iglesia y representa un grave obstáculo para su misión. De ahí el compromiso que ella nunca deja de ejercer de poner fin a todo tipo de abusos, empezando desde dentro".
- En cuanto a la teoría del género, "sobre cuya consistencia científica hay muchas discusiones en la comunidad de expertos", la Iglesia recuerda que "la vida humana, en todos sus componentes, físicos y espirituales, es un don de Dios, que debe ser acogido con gratitud y puesta al servicio del bien: querer disponer de sí mismo, como prescribe la teoría de género, independientemente de esta verdad básica de la vida humana como don, no significa más que ceder a la antigua tentación del ser humano que se convierte en Dios. ".
- Un segundo punto es que "quiere negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la sexual", "el origen de ese milagro que no deja de sorprendernos: la llegada de nuevos seres al mundo".
- En este sentido, "el respeto por el propio cuerpo y el de los demás es imprescindible ante la proliferación y reivindicación de nuevos derechos que avanza la teoría de género". Esta ideología "propone una sociedad sin diferencias de sexo y vacía la base antropológica de la familia". Resulta, pues, inaceptable que "algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a determinadas aspiraciones a veces comprensibles, intenten imponerse como un pensamiento único que determina también la educación de los niños". Por tanto, deben rechazarse "todos aquellos intentos que oscurecen la referencia a la ineliminable diferencia sexual entre hombre y mujer".
- "Dignitas Infinita" también se pronuncia sobre el cambio de sexo, explicando que "cualquier intervención de cambio de sexo, por regla general, corre el riesgo de amenazar la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción". Esto no significa "excluir la posibilidad de que una persona que padece anomalías genitales ya evidentes al nacer o que se desarrollan posteriormente, pueda optar por recibir asistencia médica para resolver tales anomalías. En este caso, la intervención no constituiría un cambio de sexo en el sentido aquí pretendido".
- "El paciente crítico o terminal pide a todos los esfuerzos adecuados y necesarios para aliviar su sufrimiento mediante cuidados paliativos adecuados y evitando cualquier furor terapéutico o intervención desproporcionada. Pero tal esfuerzo es "completamente diferente, distinto, incluso contrario a la decisión de eliminar la vida propia o ajena bajo el peso del sufrimiento".
- La vida humana, incluso en condiciones dolorosas, es portadora de una dignidad que debe ser siempre respetada, que no se puede perder y cuyo respeto permanece incondicional". En efecto, no hay condiciones sin las cuales la vida humana deje de ser digna de serlo y, por tanto, pueda ser suprimida: "la vida tiene la misma dignidad y el mismo valor para todos: el respeto a la vida de los demás es el mismo que se debe a la propia existencia".
- "Ayudar al suicida a quitarse la vida es, por tanto, un atentado objetivo contra la dignidad de quien lo pide, aunque así se cumpla su deseo: hay que acompañar la muerte, pero no provocar la muerte ni ayudar en ninguna forma".
- También se cita la pena de muerte como "una violación de la dignidad inalienable de toda persona humana más allá de cualquier circunstancia".
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