(ANSA) CIUDAD DEL VATICANO - El Papa invitó a los sacerdotes a mirar con amor a quienes están alejados de la fe, en la basílica del Vaticano, donde presidió la Misa Crismal, liturgia que se celebra en todas las iglesias catedralicias el Jueves Santo.
"Queridos hermanos, de nosotros, sus Pastores, el Señor no pide juicios despectivos sobre los que no creen, sino amor y lágrimas - dijo Francisco- para los que están lejos. Las situaciones difíciles que vemos y experimentamos, la falta de fe, los sufrimientos que tocamos, en contacto con un corazón quebrantado, no suscitan resolución en la controversia, sino perseverancia en la misericordia. Cuánto necesitamos estar libres de durezas y recriminaciones, de egoísmos y ambiciones, desde la rigidez y la insatisfacción, a confiar y encomendarnos a Dios, encontrando en Él una paz que salva de toda tempestad".
Durante la celebración, los sacerdotes -1.800- renuevan las promesas hechas en el momento de la ordenación; luego se realiza la bendición del óleo de los enfermos, del óleo de los catecúmenos y del crisma que luego será utilizado durante el año.
Entre los concelebrantes se cuentan también 40 cardenales y 40 obispos.
"Hoy, en una sociedad laica, corremos el riesgo de ser muy activos y al mismo tiempo sentirnos impotentes, con el resultado de perder el entusiasmo y sentirnos tentados a dejar los remos, a encerrarnos en quejas, ¡ay de quejas!", expresó el pontífice.
Francisco nos invita también a evitar "hacer prevalecer la grandeza de los problemas sobre la grandeza de Dios. Si esto sucede, nos volvemos amargos y mordaces".
"Pero si, en cambio, la amargura y el remordimiento no se dirigen al mundo, sino al propio corazón, el Señor no deja de visitarnos y levantarnos", dijo.
Francisco también invitó a los sacerdotes a evitar "la hipocresía clerical, esa hipocresía en la que tanto caemos, tengan cuidado con la hipocresía clerical".
Por último, renovó su llamado a usar la misericordia.
"Perdonen siempre, sean misericordiosos", pidió.
El Papa pidió a los sacerdotes que sepan llorar porque "la curación del corazón de Pedro, la curación del Apóstol, la curación del Pastor suceden cuando, heridos y arrepentidos, nos dejamos perdonar por Jesús: pasan por lágrimas, amargas las lágrimas, el dolor que te permite redescubrir el amor".
El Pontífice propuso luego "en este Jueves Santo del Año de oración, algunas reflexiones sobre un aspecto bastante olvidado, pero esencial de la vida espiritual; lo propongo nuevamente con una palabra tal vez obsoleta, pero que creo que nos haría bien redescubrir: compunción".
Llorar por uno mismo no significa "llorar por uno mismo como a menudo nos sentimos tentados a hacer", sostuvo.
"El Señor - indicó el Papa en la homilía - busca, especialmente entre los que a Él están consagrados, aquellos que lloran los pecados de la Iglesia y del mundo, convirtiéndose en instrumento de intercesión para todos".
"¡Cuántos testigos heroicos en la Iglesia nos muestran este camino! Pensemos en los monjes del desierto, en Oriente y en Occidente; a la continua intercesión, compuesta de gemidos y lágrimas, de san Gregorio de Narek; a la ofrenda franciscana por el amor no amado; a sacerdotes, como el Cura de Ars, que vivían de la penitencia por la salvación de los demás. No es poesía, es sacerdocio", concluyó Francisco.
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