(ANSA) CIUDAD DEL VATICANO - El Papa Francisco pidió hoy no permanecer indiferentes ante el fenómeno de la trata de personas, porque quienes lo hacen son cómplices de ese flagelo", en un mensaje por la X Jornada Internacional de Oración y Reflexión contra la trata de personas, que se celebra hoy.
La jornada es en memoria litúrgica de Santa Giuseppina Bakhita, y est año tiene por lema "Caminar por la dignidad: escuchar, soñar, actuar".
"Sabemos que es posible combatir la trata, pero debemos llegar a la raíz del fenómeno, erradicando sus causas. Por eso los animo a responder a esta llamada a la transformación, en memoria de santa Josefina Bakhita, símbolo de quienes, reducidos a la esclavitud, aún pueden recuperar la libertad", afirma el Papa en su mensaje.
"Es un llamamiento a no quedarnos quietos, a movilizar todos nuestros recursos en la lucha contra la trata y en el restablecimiento de la plena dignidad de quienes han sido víctimas de ella. Si cerramos los ojos y los oídos, si permanecemos inertes, seremos cómplices", advierte Francisco.
"Santa Bakhita, dice el Pontífice - nos anima a abrir los ojos y los oídos, a ver a los invisibles y a escuchar a quienes no tienen voz, a reconocer la dignidad de cada uno y a actuar contra la trata y toda forma de explotación".
Francisco advierte que "la trata es a menudo invisible. Los medios de comunicación, gracias también a los periodistas valientes, arrojan luz sobre la esclavitud de nuestro tiempo, pero la cultura de la indiferencia nos anestesia".
"Ayudémonos mutuamente a reaccionar, a abrir nuestra vida, nuestro corazón, a tantas hermanas y hermanos tratados como esclavos. Nunca es demasiado tarde para decidir hacerlo. Y gracias a Dios son muchos los jóvenes que se comprometen en esta Jornada Mundial. Su entusiasmo nos muestra el camino, nos dice que contra la trata hay que escuchar, soñar y actuar", pide.
Para el Papa, "es fundamental tener la capacidad de escuchar a quienes sufren. Pienso en las víctimas de los conflictos, las guerras, en los afectados por el cambio climático, en las multitudes de inmigrantes forzosos, en quienes son objeto de explotación sexual o laboral, especialmente mujeres y niñas".
"Escuchemos su grito de ayuda, dejémonos interpelar por sus historias, y junto con las víctimas y los jóvenes, volvamos a soñar con un mundo en el que las personas puedan vivir con libertad y dignidad", invita Bergoglio.
"Y luego, hermanas y hermanos, con la fuerza del Espíritu de Jesucristo, debemos transformar este sueño en realidad, a través de acciones concretas para combatir la trata. Comprometámonos a orar y actuar por esta causa de la dignidad: orar y actuar tanto personalmente como en las familias, en las comunidades parroquiales y religiosas, en las asociaciones y movimientos eclesiales, y también en los diversos ámbitos sociales y en la política", concluye.
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