"Existe un gran riesgo", exhortó, aquel "de aprovechar el rol que tenemos para satisfacer nuestras necesidades y nuestras comodidades", sostuvo el Sumo Pontífice. "Entonces, más que servir al Evangelio, nos preocupamos de administrar las finanzas y llevar adelante algunos negocios ventajosos para nosotros", añadió.
Para Francisco "es escandaloso cuando ello sucede en la vida de un sacerdote o un religioso", y también invitó a "vivir el celibato como un sentido de disponibilidad completa al reino de Dios".
El Papa, en el encuentro con los sacerdotes, los religiosos y las monjas de la República Democrática del Congo, les recordó el sentido de la "misión".
"Recordémoslo: el sacerdocio y la vida consagrada son áridos si los vivimos para 'servirnos' del pueblo en vez de para 'servirlo'". No se trata de un oficio para ganar -subrayó Francisco en la reunión en la catedral de Notre Dame du Congo- o tener una posición social, y mucho menos para arreglar a la familia de origen, sino es la misión de ser señales de la presencia de Cristo, de su amor incondicional, del perdón con el que desea reconciliarnos, de la compasión con la que quiere cuidar de los pobres".
"Nosotros -prosiguió el pontífice- somos llamados a dar la vida por los hermanos y las hermanas, llevándoles a Jesús, el único que sana las heridas del corazón. Para vivir así nuestra vocación tenemos siempre desafíos que afrontar, tentaciones a vencer". Para hacer esto es necesario evitar "la mediocridad espiritual, la comodidad mundana, la superficialidad", concluyó.
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