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Macron, "ahora le toca a los franceses"

Marine Le Pen impulsa a Bardella. Gobierno en shock

PARIS, 10 junio 2024, 19:59

Por Tullio Giannotti

ANSACheck
Macron, "ahora le toca a los franceses" © ANSA/EPA

Macron, "ahora le toca a los franceses" © ANSA/EPA

Giro argumental, moverse como un campeón de póquer, desafío, y gran apuesta: es larga la lista de términos utilizados para el gesto de Emmanuel Macron, que la noche del domingo, pocos minutos después del anuncio de los resultados de las elecciones europeas, disolvió el Parlamento y convocó a elecciones entre tres semanas.
    El objetivo es sacar a la luz a la extrema derecha, pero también preguntarles y hacerles ver a los franceses si, más allá de un voto de protesta contra Macron, realmente pretenden ser gobernados por primera vez en la historia por los lepenistas.
    "Tengo fe en la capacidad del pueblo francés de tomar la decisión correcta, para ellos y para las generaciones futuras", aseguró Macron.
    Pero es una apuesta arriesgada. Donde, como escribe hoy Jérome Fenoglio, director de Le Monde, "lo que está en juego somos nosotros".
    Marine Le Pen, 20 años de trabajo en el despacho de aduanas, primero del Frente Nacional heredado de su padre Jean-Marie, luego de su Rassemblement National (Asamblea Nacional), aceptó el desafío: "Estamos listos para gobernar". Y ya proyecta hacia el puesto de primer ministro a su delfín Jordan Bardella, que con el 31,36% de los votos -más del doble que los macronianos- derrotó a sus oponentes.
    A sus 28 años y sin experiencia institucional, conviviendo con un presidente experimentado y dispuesto a todo, parece más una ruleta rusa que una partida de póquer. Pero la decisión ya está tomada, en 3 semanas se votará, en 6 días deben presentarse las listas.
    Golpeados por lo inesperado, líderes y partidos casi siempre incapaces de llegar a un acuerdo, se reunieron esta tarde para lo que los observadores definen como "las grandes maniobras".
    Los políticos de Macron, por el momento, no dieron ningún resultado. Los de derecha son más prometedores con respecto a la atávica irreconciliabilidad entre la izquierda reformista y la radical.
    En efecto, desde el domingo por la tarde la izquierda -la Francia Insumisa del extremista Jean-Luc Mélenchon, que poco a poco va cediendo terreno al más abierto Francois Ruffin, el Partido Socialista, los comunistas y los ecologistas- está dividida entre la "unión de la izquierda", "frente popular", "frente republicano" y otras variantes de la categoría. Está ganando terreno la hipótesis del Frente Popular, que se remonta a los años 30 y que es una hipótesis de alianza basada en propuestas políticas de izquierda.
    Contra la derecha, pero también contra Macron. A diferencia del Frente Republicano, el acuerdo electoral entre todos los partidos funcionó durante décadas y sirvió para bloquear el camino de la extrema derecha apoyando a su oponente en cada circunscripción, sea quien sea.
    Hoy parece la hipótesis menos factible, dada la irremediable brecha entre macronianos e izquierdistas. Todas las miradas están puestas en el hombre que devolvió a los socialistas a un nivel aceptable, Raphael Glucksmann (13,8% de los votos), pero su incompatibilidad con los radicales de La Francia Insumisa complica una ecuación ya de por sí difícil.
    En el campo de los ganadores está la "mano tendida" de Jordan Bardella a Marion Maréchal, la sobrina de Marine Le Pen que encabezó la lista de Eric Zemmour, el polemista de extrema derecha, superando la barrera del 5%. Por la tarde, Marion fue a sondear a su tía y a Bardella, quedando segura de que tenía "una opción" frente a ella. Bardella reconoció en ella "una actitud constructiva, a diferencia de Zemmour".
    Pero por el momento "son sólo discusiones". Bardella sabe que "ganar solo es difícil". Y también tuvo contacto con algunos exponentes de los republicanos.
    Mientras tanto, Marion ya tiene una cita con el poco maleable líder de su partido, Zemmour, pero también irá a consultar a Nicolas Dupont-Aignan, presidente del pequeño partido soberanista Debout la France. En esta fase tan delicada, cualquier aportación de votos o recursos políticos puede ser decisiva.
    La extrema derecha, nunca tan cerca del poder en Francia, intenta elevar el listón al 40%, lo que se puede lograr uniendo a Bardella-Le Pen con Zemmour y los demás representantes menores que nunca han obtenido más que preferencias simbólicas. Esta vez vislumbran el espejismo del gobierno del país.
   

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