La Comisión Europea decidió: Ucrania y Moldavia terminaron sus tareas internas y ameritan la apertura de negociaciones de adhesión. Ahora compete a los Estados miembros que (por unanimidad) deben decidir sus próximos pasos. Como siempre cuando se habla de Kiev las insidias se esconden cada paso, principalmente por la posición muy dura de Hungría, que esencialmente fue la única nación en expresar sus "dudas" sobre el informe del ejecutivo UE presentado al Comité de Representantes Permanentes.
"Budapest quiere ver una serie de cosas en el marco de las negociaciones, aunque esto no fue el argumento de las discusiones de hoy", asegura una fuente europea.
En este momento, si bien sopla viento en popa para Ucrania, dato que en general el comportamiento sobre la ampliación cambio y ahora es visto como una decisión estratégica imprescindible para la Unión, el proceso no será breve. En síntesis: no hay descuentos para nadie, el mérito cuenta. Traducción: Se necesitarán años (si no décadas) para ver realmente las banderas de Ucrania y Moldavia ondear en Bruselas. Dicho esto, los líderes del último Consejo Europeo habían dado indicación de concluir los trabajos preparatorios "antes de junio", y comenzar así las conferencias intergubernamentales (CIG) para permitir que las negociaciones lleguen al meollo de las cosas.
Hoy en día toca al Consejo acordar los marcos de negociación (un veto basta para frenarlo todo) e iniciar las CIG con ambos países.
La presidencia belga, según se supo, prepara todo para hacer que las conferencias intergubernamentales tengan lugar al margen del Consejo de Asuntos Generales, el 25 de junio, en Luxemburgo, siempre que se llegue a un consenso en mérito (la semana próxima el Coreper se reunirá nuevamente para discutir los marcos de negociación, o bien las líneas guía y los principios para las tratativas de adhesión con algún país candidato).
En cambio, las negociaciones se centran en la adopción y aplicación del conjunto de legislación de la UE (el llamado acervo). El acervo se divide en una serie de capítulos, cada uno de ellos cubre un ámbito político específico. "Las negociaciones -explican los especialistas de la UE- ayudan a los países candidatos a prepararse para cumplir las obligaciones derivadas de la pertenencia en la UE y, además, permiten a la propia UE prepararse para la ampliación en términos de capacidad de integración".
Los resultados de las negociaciones se incorporan luego a un proyecto de tratado de adhesión, una vez que hayan concluido las negociaciones sobre todos los capítulos. El tratado debe ser finalmente aprobado por la Comisión, el Consejo Europeo y la Eurocámara, antes de ser firmado y ratificado por todos los Estados miembros de la UE y el país candidato. Una "prueba" potencialmente infinita.
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