Según las encuestas de boca de urna en los Países Bajos -donde ayer se votó por las parlamentarias europeas-, que solo sonrieron a medias al rival xenófobo y euroescéptico Geert Wilders, claramente en ascenso en la Cámara Europea, pero incapaz de repetir el éxito alcanzado hace siete meses en las elecciones nacionales. Una tendencia que involucra a todo el espectro de la derecha holandesa -desde los liberales de Mark Rutte hasta los populistas liderados por Thierry Baudet- y que los partidos proeuropeos esperan que tenga un alcance continental para imponerse sobre las ideas extremas de la derecha soberanista.
Esa ola de alivio progresista inmediatamente después de las encuestas a pie de urna en Países Bajos casi ahogó la canción de victoria del "Trump neerlandés". Su partido PVV, como afirmó el propio Wilders, es el "verdadero ganador" de las encuestas y podría obtener unos siete escaños en la Cámara Europea, donde hasta ahora había estado ausente.
En términos porcentuales, sin embargo, el avance de la fórmula proeuropea en su detrimento es aún más evidente: la pareja Frans Timmermans-Bas Eickhout estaría a la cabeza con el 21,6% de los votos (8 escaños), mejorando casi en 6 puntos el 15, 7% obtenidos en la votación nacional. Una suba inversamente proporcional al descenso de Wilders, que respecto al triunfo de noviembre podría perder el 6% de los votos, pasando del 23,6 al 17,7%.
El domingo se verá si Países Bajos fue un caso único o el signo de una recuperación en el sector Cesarini de los europeístas. Sin embargo, las incógnitas sobre los resultados del maratón electoral y las futuras alianzas siguen siendo muchas y, a la espera de que las urnas abran sus puertas el domingo también en Francia, Marine Le Pen sigue firmemente a la cabeza de la marcha soberanista, volando en todos las urnas y mantiene viva la idea de un futuro grupo único de derecha entre los escaños de Estrasburgo.
De hecho, Asamblea Nacional obtiene un 33%, más del doble de la lista pro Emmanuel Macron, encabezada por Valerie Hayer, según los sondeos preliminares. El avance de la derecha, además de en Francia, se espera también en Bélgica, Austria, Italia, Rumanía, República Checa y Portugal.
No es casualidad que el sábado por la tarde sea el propio Wilders quien acompañe al compañero flamenco Tom Van Grieken, líder de los independentistas de Vlaams Belang y definido por Politico como "el agente del caos" en el país que alberga las instituciones comunitarias.
Sin embargo, hay un dato que, en las proyecciones de la futura Eurocámara, hay que tener en cuenta: a pesar de la ola soberanista, el PPE (Partido Popular) va claramente camino de ser el primer grupo del hemiciclo, seguido -según las encuestas- por los socialistas. Más inestable, sin embargo, es el tercer puesto está Renew (Renovar Europa), seguido por el grupo ECR (Conservadores y Reformistas) -presidido por FdI (Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni) y el PIS polavco- y por el otro por el grupo ID (Identidad Democrática), dominado por los lepenistas. El principal partido de oposición a Viktor Orban, los húngaros de Tisza, liderados por Peter Magyar, podrían unirse al PPE.
La fuerza del Partido Popular es un apoyo seguro para las posibilidades de Ursula von der Leyen de confirmarse como líder de la Comisión Europea. "Estoy convencida de que cuento con el apoyo de muchos dirigentes. Ellos me conocen y conocen mi experiencia", explicó la alemana a un grupo de medios europeos al margen de su acto electoral en Portugal.
Y, como era de esperar, invitó al PPE a mostrarse unido: "Es el primer ladrillo para construir una amplia coalición para una Europa fuerte", afirmó. Sí, porque para un "Ursula-bis" el principal peligro para la Cámara Europea sigue siendo el de los francotiradores. A partir del lunes, la presidenta saliente iniciará conversaciones informales no solo con los líderes de la UE, sino también con delegaciones individuales de los partidos nacionales.
Las negociaciones, aseguran los popolares, "comenzarán desde el centro y el diálogo será con los partidos pro Europa, pro Ucrania y pro Estado de derecho". Y la sensación es que, presionada por socialistas y liberales, Von der Leyen utiliza una interpretación rigurosa de estas tres condiciones.
Eliminando así la hipótesis de una mayoría ampliada de la derecha.
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