La advertencia llegó mientras crece la tensión entre Moscú y París por la posible llegada de instructores franceses a Ucrania, que según Moscú serían "objetivos legítimos" de las fuerzas rusas. En declaraciones a la agencia Bloomberg, Kristoffersen subrayó que la producción militar de Moscú está funcionando a plena capacidad y más rápido que la de Europa.
"Alguien dijo que Rusia tardaría 10 años" en recuperar su potencial, pero este plazo se considera ahora significativamente reducido, añadió el comandante en jefe de las fuerzas de Oslo.
En tanto, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, advirtió que "todos los instructores involucrados en el entrenamiento militar del régimen ucraniano no tienen inmunidad, sean franceses o no".
Por lo tanto, serán considerados "objetivos legítimos", dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, afirmando estar convencido de que "ya están trabajando en Ucrania", como soldados del ejército francés o como "mercenarios".
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, había planteado primero la hipótesis de enviar tropas al terreno y luego crear una coordinación europea para enviar instructores.
Para confirmar la alarma que reina en Moscú al respecto, desconocidos colocaron carteles cerca de la embajada de París invitando a los soldados franceses a rendirse.
"Francés, no repitan los errores de sus antepasados", se lee en los carteles, que se vieron en algunas paradas de autobús, en los que aparece la fotografía de Edgard Puhaud, comandante de la división francesa SS Carlomagno, destruida por las fuerzas rusas en 1945 durante su avance hacia el este de Alemania.
"Llame al Volga 149.200", todavía se lee en los carteles: se trata de la contraseña y la frecuencia de radio creadas por las fuerzas rusas para los soldados ucranianos y combatientes extranjeros en Ucrania que quieren rendirse.
La controversia antifrancesa también se vio alimentada por la aprobación dada por Macron al uso, por parte de las fuerzas de Kiev, de armas suministradas por París para atacar territorio ruso.
Una posición que comparten la mayoría de los países de la OTAN, en primer lugar, Estados Unidos.
Ayer, varios blogueros militares rusos y ucranianos informaron del primer bombardeo con misiles estadounidenses Himars contra una posición de defensa antiaérea en la región rusa de Belgorod, aunque ni Kiev ni Moscú lo confirmaron.
Hoy, las mismas fuentes hablaban de un ataque perpetrado con drones kamikazes por parte de los ucranianos contra una columna de 18 vehículos militares rusos en la región de Kursk, fronteriza con la región ucraniana de Sumy.
El canal Telegram de Roman Aliokhin, un expolicía de la región que ahora es voluntario en el ejército, publicó un video que mostraba algunos vehículos en llamas.
El propio Aliokhin y otros canales critican la decisión de los comandantes de hacer que un número tan grande de vehículos viajen juntos cerca de la frontera, exponiéndolos a ataques enemigos.
Rusia advirtió a Estados Unidos que no cometa "errores fatales", pero el presidente estadounidense, Joe Biden, dijo, en una entrevista con Time, que no cree que exista peligro de guerra con Moscú.
Para lograr la paz, añadió Biden, debemos "asegurarnos de que Rusia nunca, nunca, nunca, nunca ocupe Ucrania".
Por su parte, las fuerzas armadas de Kiev anunciaron, en Facebook, que habían atacado con misiles un ferry en Crimea y una terminal petrolera rusa en el territorio de Krasnodar.
Pero luego borraron el mensaje sin dar ninguna explicación.
El epicentro del conflicto, según el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky, sigue siendo el Donbas y no Járkov: "la mayor parte de los combates y los ataques rusos más masivos se concentran en la región de Donetsk".
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