"No se esperan anuncios concretos". El alto representante Josep Borrell ha estado instando a los Estados miembros durante semanas antes del "jumbo" -el Consejo de Defensa Exterior de Luxemburgo- para que finalmente pongan sus manos en los almacenes y entreguen los aviones antiaéreos que Ucrania necesita desesperadamente.
Pero más allá del genérico "se acabó el tiempo de las palabras, ahora necesitamos hechos", los rumores de la víspera no prevén fuegos artificiales. Por muchas razones. El primero, sin embargo, es el más cínico. Estados Unidos está finalmente a punto de aprobar el paquete de ayuda de 60 mil millones, después de meses de estancamiento, y es "la casa de los Patriots". Fácil de juntar uno más uno.
"La sensación es que muchas capitales esperan ahora que Washington les entregue las preciosas baterías antimisiles, dado que tiene más que todos los demás", confesó una fuente diplomática.
En realidad, la cuestión es más peliaguda. Porque los estadounidenses prestan mucha atención al concepto de "compartir cargas", es decir, compartir esfuerzos con los aliados europeos.
Kiev pidió al menos siete sistemas Patriot o Samp-T. Pero hay muy pocos Samp-T y sus propietarios (Francia e Italia) los necesitan. Alemania ya envió un tercer sistema (de los 12 en total que posee) y da por finalizado su compromiso. Ahora les toca a otros. Grecia, en particular, fue terminó en la mira.
Según la información que circula en Bruselas, Atenas tiene en su arsenal hasta 20 sistemas Patriot.
"Entendemos que el Mediterráneo oriental es un cuadrante sensible, especialmente después del enfrentamiento entre Irán e Israel", señaló una alta fuente europea.
"Por supuesto, se trata de decisiones soberanas, pero Atenas podría hacer algo más". Otra pieza. Berlín se puso a la cabeza de la coalición de los que desean el escudo aéreo y también involucró en la iniciativa a los países del Golfo, que tienen muchos Patriots en su poder.
Y, casualmente, también habrá una reunión con el Consejo de Cooperación del Golfo en Luxemburgo. De nuevo. No se espera que el tema se aborde en profundidad -"el formato es demasiado 'amplio' para discutir temas tan delicados"- pero la oportunidad es buena para algunas conversaciones bilaterales.
La defensa, por otro lado, es prerrogativa de los estados nacionales y la UE tiene pocas competencias o puntos, por lo que la acción del alto representante debe enmarcarse en el ámbito de la "persuasión moral".
El Consejo será una oportunidad para presionar a "los perezosos" y -explicó un funcionario destacado- "elevar la temperatura".
El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, después del Consejo OTAN-Ucrania a nivel de ministros de Defensa, anunció una "ayuda inminente" a Kiev, mostrando claramente cómo los canales de que dispone la Alianza son evidentemente más eficaces que los de la UE.
Pero como al final los suministros los deciden -y las anuncian, si quieren- las capitales, a Ucrania poco le interesa el proceso, en todo caso se fija en el resultado.
Esto no significa que la UE sea inútil.
En Bruselas se señala que el Fondo Europeo de Paz puede reembolsar a los Estados miembros también sobre el frente Patriot y esto podría ser un incentivo para aquellos que tengan baterías disponibles.
Se vuelve siempre al punto de partida: no es voluntad lo que falta, sino equipo. Producir tanto el Patriot como el Samp-T lleva años y Kiev ya no puede esperar. Lo único que queda es proporcionar lo que "hay en los estantes".
Stoltenberg fue claro: envíen, paciencia si están por debajo de los umbrales mínimos de la Alianza, nosotros sustituiremos después.
"Es un detalle que puede marcar la diferencia', señaló un diplomático europeo. En Luxemburgo habrá probablemente "la cuenta". Con un ojo (pero también dos) en lo que hará Estados Unidos.
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