La batalla que comenzó en marzo pasado en París con la inclusión del derecho al aborto en la Constitución francesa se extendió a toda Europa y encuentra en la Cámara del Parlamento Europeo una mayoría formada por izquierdistas, socialistas, verdes y los liberales, a los que se unió una delegación de unos 40 eurodiputados del Partido Popular Europeo (PPE), votaron a favor de la resolución en desacuerdo con el resto del grupo.
La mayoría gobernante en Italia se ha opuesto casi por completo a la protección europea del derecho al aborto, con algunas deserciones.
Las eurodiputadas de Forza Italia Lucia Vuolo y Alessandra Mussolini votaron a favor del texto, a diferencia de sus colegas azules Lara Comi, Salvatore De Meo y Lucia Zambelli (los demás estuvieron ausentes). Solo hubo una deserción en la Liga, la de Gianna Gancia. La delegación de Hermanos de Italia (FDI) se opuso firmemente. Al otro lado de la cámara, los socialistas, los verdes, Terzo Polo y el M5s estaban a favor.
En la resolución aprobada con 336 votos a favor, 163 en contra y 39 abstenciones, la Cámara Europea también elevó el listón de la objeción de conciencia.
El texto condena el hecho de que en algunos Estados miembros el aborto sea denegado por los médicos y, en algunos casos, por instituciones médicas enteras, basándose en una cláusula de "objeción de conciencia"; en algunas situaciones "cualquier retraso pone en peligro la vida del paciente".
Un punto de inflexión también contra la "propaganda antiaborto": el Parlamento Europeo se muestra preocupado por el aumento significativo de la financiación de las organizaciones llamadas Pro-Vida en todo el mundo y pide a la Comisión de la UE que garantice que "las organizaciones que trabajan contra la igualdad de género y los derechos de las mujeres, incluidos los derechos reproductivos, no reciban financiación de la UE".
Se trata de otra parte de un texto que FDI definió como "un indicador inquietante del proyecto social que la izquierda tiene en mente para el futuro de Europa". Los melonianos Carlo Fidanza, Nicola Procaccini y Vincenzo Sofo también criticaron "el enfoque ideológico y peligroso", que -esta es la acusación- ignora el hecho de que el Estado miembro tiene competencia sobre el expediente.
"Este es un día trágico para la historia de Europa y para sus valores fundacionales", alerta Jacopo Coghe, portavoz de Pro Vita & Famiglia Onlus.
Y no pasó desapercibido el silencio de la presidenta de la Cámara Europea, Roberta Metsola, cuyo país de origen, Malta, está en la lista negra de la resolución como Estado que "obstruye el acceso al derecho al aborto".
Ninguna declaración ni siquiera de la presidenta de la Comisión de la UE, la popular Ursula von der Leyen, evidentemente cuidadosa de no intervenir en un tema divisorio, incluso para su grupo.
Para al vicepresidenta del Partido Democrático Pina Picierno, la votación del PE es, en cambio, "histórica: negar a las mujeres la posibilidad de decidir sobre nuestro cuerpo es una forma de violencia".
En Italia también se alegran la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) y la expresidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini. Y hay quienes en Bruselas intentan dar una connotación completamente política a la votación.
La líder del grupo Renew Europe, la francesa Valerie Hayer, ponente del texto, habló de "un gran éxito para los derechos de las mujeres: hoy, por esta causa, hemos reunido una nueva mayoría en el Parlamento Europeo".
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