El Kremlin no confirmó ni desmintió, limitándose a informar que un nuevo nombramiento se anuncia con un decreto presidencial. De confirmarse la noticia, sería una señal de que Vladimir Putin quiere un cambio de ritmo en el Mar Negro, donde Kiev sigue hundiendo barcos enemigos.
Yevmenov, de 61 años, fue nombrado jefe de la Armada en mayo de 2019. Su despido, informó el sitio web independiente Fontanka, se decidió debido a la "parálisis total" del liderazgo de la flota ante los exitosos ataques con drones ucranianos en Crimea. Motivación confirmada también por los blogueros militares rusos, normalmente bien informados sobre la dinámica interna de las fuerzas armadas.
Dmitry Peskov, interpelado por los periodistas sobre el tema, explicó que "no había ninguna orden pública al respecto".
El portavoz del Kremlin también afirmó que "hay órdenes clasificadas sobre las que no puedo comentar".
Si se confirma, la destitución del jefe de la Armada representaría el mayor cambio en el liderazgo militar ruso desde el despido del jefe de la fuerza aérea, el general Surovikin.
El "carnicero de Alepo" cayó en desgracia el verano pasado e incluso acabó detenido porque, según fuentes de inteligencia occidentales, era sospechoso de haber apoyado a Yevgeny Prigozhin durante el intento de golpe de Estado.
El propio Surovikin había sido reemplazado previamente por Valery Gerasimov como jefe de toda la operación militar en Ucrania. Incluso en esa ocasión, Putin había decidido que había llegado el momento de hacer un cambio.
El nuevo jefe de la Armada, el almirante Moiseyev (que dirigió la Flota del Norte antes de ser ascendido), tendrá que afrontar una situación difícil.
Las fuerzas ucranianas afirmaron haber destruido decenas de barcos rusos en el Mar Negro desde el inicio de la guerra, incluido el Moskva, el buque insignia de la flota. Y las operaciones se intensificaron en esta fase de hostilidades: el patrullero Sergiy Kotov se hundió en aguas de la Crimea ocupada hace apenas una semana.
Estos éxitos son una vergUenza para Moscú, que se vio obligado a trasladar los buques desde la base histórica de Sebastopol al puerto de Novorossiysk, más al este.
Los problemas de Rusia en la guerra naval contrastan claramente con los nuevos éxitos del ejército en la ofensiva terrestre, aunque en las últimas horas Volodymyr Zelensky también se mostró optimista en este frente.
El avance del enemigo, según el líder ucraniano, "ha sido detenido" y, según informes, las fuerzas de defensa están construyendo mil kilómetros de fortificaciones.
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