Sin embargo, la trágica muerte en prisión del principal rival del presidente ruso, Vladimir Putin, podría cambiar radicalmente la situación.
"Continuaré el trabajo de Alexei Navalny", anunció hoy en un vídeo que inmediatamente dio la vuelta al mundo. ¿Pero quién es Yulia Navalnaya?.
Yulia Borisovna Abrosimova (Navalnaya es el apellido que adoptó tras casarse) nació en Moscú hace 47 años, apenas seis semanas antes que su futuro marido.
Hija de un científico ruso, se licenció en Relaciones Económicas Internacionales en la prestigiosa Universidad Plejánov y luego trabajó en un banco durante varios años.
El amor con Alexey Navalny floreció durante unas vacaciones en Turquía, allá por 1998. Un vínculo profundo, que los llevó a casarse dos años después, y sobre todo a ser compañeros inseparables en medio de mil tormentas.
Yulia siempre estuvo cerca de su marido, que pasó por muchas cosas en estos años en los que Putin hizo que Rusia se hunda en una deriva autoritaria que ahora se acelera aún más: agresiones físicas, problemas con un sistema de justicia estrechamente vinculado al gobierno, continuas detenciones por las protestas que organizó contra el Kremlin.
Pero fue en agosto de 2020 cuando Navalnaya se hizo conocida en todo el mundo: cuando se armó de valor e hizo todo lo posible para salvar la vida de su marido, en coma debido a un envenenamiento por el que acudieron los servicios secretos de Moscú.
Fue ella quien, escondiendo el miedo y el dolor detrás de unas gafas oscuras, informó sobre el estado de salud del opositor y cuestionó las conclusiones de los médicos de Omsk que, probablemente bajo presión de las autoridades, descartaron que Navalny hubiera sido envenenado.
Y fue ella quien escribió a Putin pidiéndole, que finalmente fue concedida, poder trasladar a su marido a una clínica en Berlín. Incluso durante la larga convalecencia en Alemania, Yulia Navalnaya siempre estuvo cerca de Alexei, quien apenas salió del coma le dedicó inmediatamente sus primeras palabras públicas, confiadas a un posteo en Internet: "Yulia, me salvaste".
Y a su lado también estuvo cuando regresó a Moscú, en enero de 2021, pese a saber que lo arrestarían.
Su beso en el aeropuerto de Sheremetyevo, antes de que los agentes se llevaran al disidente, ya es historia.
La sombra del Kremlin se cierne sobre la muerte de Navalny en prisión.
Ahora podría ser su esposa quien retome su legado político.
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