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Adiós a Badinter, artífice de abolir pena capital

Murió el exministro de Justicia de Mitterrand a los 95 años

PARIS, 09 febrero 2024, 14:31

Redaccion ANSA

ANSACheck
Robert Badinter, exministro de Justicia de Francois Mitterrand y considerado el artífice de la abolición de la pena de muerte, ley que defendió con todas sus fuerzas en el Parlamento, falleció hoy, a los 95 años de edad.
    Considerado entre las personalidades más autorizadas del mundo político e intelectual en Francia, Badinter fue también presidente del Consejo Constitucional de París y una de las últimas figuras cercanas a Mitterrand que aún vivían.
    "Abogado, canciller, hombre de la abolición de la pena de muerte. Badinter nunca dejó de defender la causa de la Ilustración", escribió el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la red X, y aprovechó para rendir homenaje a una "personalidad del siglo, una conciencia republicana, un espíritu francés".
    Badinter nació en París el 30 de marzo de 1928 en una familia judía que emigró de Besarabia, en lo que hoy es Moldavia.
    Su padre, arrestado ante sus ojos durante la Segunda Guerra Mundial, murió en los campos de exterminio nazis. Fallecido en la madrugada, murió en el día del aniversario de aquella trágica redada, en la calle Sainte-Catherine, en Lyon, el 9 de febrero de 1943.
    "Esta singular historia -declaró el gran rabino de Francia, Haim Korsia- hizo de él un gran hombre, un 'mensch' (hombre de bien) que dedicó su vida a la de todos los demás, a los derechos humanos y a las libertades".
    Después de estudiar Literatura y Derecho y diplomarse en la Universidad de Columbia, se convirtió en abogado en el Colegio de Abogados de París y, al mismo tiempo, siguió una carrera universitaria, y luego fundó un prestigioso bufete de abogados junto con Jean-Denis Bredin.
    Su lucha contra la pena de muerte tiene sus raíces en el otoño boreal de 1972, el 28 de noviembre, cuando uno de sus clientes, Roger Bontemps, cómplice en una situación de toma de rehenes, fue guillotinado por André Obrecht, el penúltimo verdugo en Francia en la prisión de La Santé en París.
    Ese día, Badinter declaró en una entrevista a la agencia France Presse, que, "al salir al amanecer del patio de la prisión, juré que lucharía contra la pena de muerte toda mi vida".
    Así, unos diez años después, como canciller, impulsó la ley del 9 de octubre de 1981 que abolía la pena capital, en un país que en aquella época todavía era firmemente partidario de su mantenimiento.
    Badinter afirmó más tarde que quería comprometerse "hasta el último aliento" por la abolición de la pena de muerte a nivel universal.
    Hombre de porte elegante y espesas cejas negras, hoy es recordado como una personalidad ejemplar de Francia y, para algunos, merece descansar en el Panteón como Simone Veil.
    Estaba casado desde 1966 con la filósofa Elisabeth Badinter, con quien tuvo tres hijos.
    Entre los muchos logros sociales hay que reconocerle la despenalización de la homosexualidad en 1982 y el acceso de los condenados franceses al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
    Tras dejar el Gobierno, presidió el Consejo Constitucional durante nueve años (1986-1995) y fue senador socialista entre 1995 y 2011.
    En medio de los homenajes, el líder de France Insoumise, Jean-Luc Mélenchon, recordó "a un orador que hacía que sus palabras cobraran vida como poemas. Los desacuerdos importan poco. Nunca he conocido a otro ser de esa naturaleza".
    "Fue sencillamente luminoso", dijo, por su lado, el secretario de Républicains, Eric Ciotti, para quien Badinter fue "una figura emblemática de la justicia, incansable defensor de los derechos".
    También fueron respetuosas las reacciones de la Rassemblement National, el partido de extrema derecha que durante muchos años ha militado que se restituya la pena de muerte.
    "Puede que no hayamos compartido todas las luchas de Badinter, pero, sin duda, fue una personalidad notable en el mundo jurídico e intelectual", escribió la líder de extrema derecha, Marine Le Pen.
    Macron ya anunció, en los próximos días, un homenaje nacional a uno de los últimos grandes referentes del siglo XX francés.
   

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