El ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, en una reunión informativa ante las Cámaras, rechazó las acusaciones contra el ejecutivo de haber actuado tarde y de no haber hecho lo suficiente por la profesora detenida desde hace un año en Hungría.
En la sala, sin embargo, el discurso del jefe de la Farnesina se desarrolló en un ambiente de tensión entre acusaciones de la oposición: "Mintió hoy o cuando dijo que no sabía?". Llamado en los últimos días a informar al Parlamento, tras las imágenes de Salis con cadenas en manos y pies en una sala de justicia húngara, Tajani explicó cómo se hizo realidad el compromiso de Italia de ayudar a su compatriota. Y sobre todo aclaró los límites más allá de los cuales el ejecutivo no puede ir.
La situación de la profesora en prisión desde el 11 de febrero de 2023 fue seguida "desde el primer día, antes de que estallaran las controversias políticas", comenzó el canciller y añadió que "gracias a la acción de sensibilización llevada a cabo por nuestra diplomacia hacia las autoridades húngaras, la señora Salis obtuvo una mejora en las condiciones carcelarias".
Como ella misma confirmó en una carta del 24 de marzo, el propio Tajani planteó el caso a su colega húngaro a finales de enero de este año, tras el cierre de las investigaciones y en vista de la primera audiencia procesal, pidiendo "el respeto de las garantías previstas por la normativa de la UE".
En cuanto a la cuestión de la transición de la prisión al arresto domiciliario, Tajani afirmó que se trata de una petición que corresponde al abogado húngaro de Salis, quien, sin embargo, "no presentó una solicitud de medidas cautelares alternativas a la prisión en Hungría, contrariamente a lo que fue sugerido por el ministro Nordio".
Mientras que una petición directa del gobierno italiano a un "organismo judicial extranjero" sería una "injerencia". Ante todo esto, para Tajani "la única salida para un delito cometido en un Estado miembro de la Unión Europea es la de las reglas": por lo tanto, primero Salis recibe arresto domiciliario en Hungría, y luego se le puede pedir que lo descuente en Italia, añadió el ministro.
Luego lanzó un llamamiento para no "transformar una cuestión judicial en un caso político. Lo que sin duda genera titulares en los periódicos, pero no beneficia a la señora Salis".
Las aclaraciones de Tajani no satisficieron a la oposición.
"El 30 de enero, el ministro Tajani, declaró que no tenía noticias del tratamiento de determinadas detenciones. Y hoy viene a darnos la lista de cómo fue informado. ¿Cuándo nos dijo la mentira, el 30 de enero u hoy?", fue la estocada del vicepresidente del Movimiento 5 Estrellas, Riccardo Ricciardi.
Mientras que Ivan Scalfarotto, de Italia Viva, habló de "gobierno incompetente o de mala fe".
La tensión fue palpable durante toda la sesión porque tanto durante el discurso del viceprimer ministro como en el de los distintos exponentes de los grupos hubo riñas y referencias a las normas. Mientras Tajani hablaba, por ejemplo, el diputado demócrata Peppe Provenzano atacó cuando el canciller se refirió a cuestiones de "seguridad nacional" que impiden la posibilidad de arresto domiciliario para Salis en la embajada italiana.
"Cuáles serían los problemas de seguridad? ¿Tienen miedo de que haya neonazis en la embajada?", preguntó Provenzano.
"Estamos hablando de documentos oficiales", respondió Tajani, "en la embajada hay documentos secretos: no es posible tener un prisionero libre caminando por ahí".
Entre otros, también protestaron los diputados de la Avs, que hicieron referencia a lo sucedido con los marines. Y precisamente cuatro senadores de la izquierda Verdi -Giuseppe De Cristofaro, Ilaria Cucchi, Tino Magni y Aurora Floridia- pidieron formalmente a los ministros de Asuntos Exteriores y de Justicia y a la embajada de Italia en Hungría conocer "todas las informaciones, actos, disposiciones, "comunicación" entre ambos países sobre el asunto de la prisionera italiana en Hungría.
Incluyendo documentos sobre sus condiciones físicas o psicofísicas y las condiciones de detención.
Salis, una profesora, militante antifascista de Milán, lleva un año en prisión preventiva en una cárcel de alta seguridad de Hungría.
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