La premier italiana, Giorgia Meloni, y el canciller alemán, Olaf Scholz, dieron señales de que se dieron algunos pasos hacia el nuevo Pacto de Estabilidad. Ambos mandatarios comenzaron hace un año casi en extremos opuestos una negociación que ahora asiste al "sprint" final en Europa, que concluirá a finales de año.
El Pacto de la estabilidad y de crecimiento (PEC) es un acuerdo, entre los 27 Estados de la Unión Europea, para facilitar y mantener la estabilidad monetaria del bloque.
Consiste principalmente en el control fiscal de los miembros por parte de la Comisión Europea y el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros del Consejo de la Unión, y la emisión de una recomendación anual de acciones políticas para garantizar un pleno cumplimiento. Si un Estado miembro incumple, la vigilancia y la solicitud de acciones correctivas se intensificarán mediante la declaración de un procedimiento.
Mientras el clima político se está calmando, a nivel técnico las cuestiones relativas al déficit y la deuda persisten: como explican fuentes cercanas al asunto, en resumen, el camino hacia una solución aún persiste. "Estamos más cerca que nunca de un resultado", aseguró el canciller alemán este miércoles junto a la premier, con quien firmó el plan de acción italo-alemán.
Y dado que entre los muchos compromisos de la cooperación estratégica está también el de "configurar activamente el futuro de la UE", se hace necesario llegar a un acuerdo.
"Italia debería ser más que un socio menor", subrayó el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, en una jornada que Meloni definió como "histórica" ;;y en la que también participó codo con codo con Scholz en la videoconferencia del G20.
El regreso del presidente ruso, Vladimir Putin, en ese contexto, aunque virtual, desvió gran parte de la atención. No obstante, la premier relativizó el impacto del líder ruso, en busca "no digo propaganda, sino visibilidad política para defender sus posiciones". El apoyo a Ucrania es solo uno de los frentes en los que Roma y Berlín están alineados en este momento.
Scholz también confirmó que miraba "con interés" el acuerdo entre Italia y Albania sobre los inmigrantes, mientras que Meloni prometió hacerlo "pionero", ponerlo en práctica de manera seria, para que sea replicable.
La cooperación en el ámbito de la Defensa es crucial en el Plan de Acción, ya que los medios alemanes se centran en los intereses de Leonardo en proyectos europeos y la posible colaboración entre Fincantieri y Thyssenkrupp Marine Systems. Y luego está el gasoducto y el hidrógeno.
Pero es, sobre todo, la reforma del Pacto de Estabilidad sobre la que se mide ahora el tira y afloja entre los dos gobiernos.
Si bien la propuesta legislativa preparada por la presidencia española del Consejo de la UE llegó desde Bruselas (en la que emergieron los objetivos de transición), algunos avances se filtraron desde la cumbre intergubernamental Entre los siete ministros italianos también se encontraba el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, que se reunió en Berlín con su homólogo alemán, Christian Lindner, al día siguiente del encuentro cara a cara con el francés Bruno Le Maire.
Roma y París están presionando por una mayor flexibilidad.
Pero "no es una política presupuestaria alegre", precisó Meloni, reiterando la necesidad de defender las inversiones estratégicas en las nuevas reglas de gobernanza.
Las miradas apuntan al Ecofin (la reunión de ministros de Economía y Finanzas del bloque) del próximo 8 de diciembre y en la cena entre ministros de la noche anterior. Mientras tanto, las cuestiones siguen sobre la mesa.
Las nuevas reglas fiscales "deben prever una reducción gradual, realista y sostenible de la deuda y del déficit, evitando la prociclicidad" -aclaró Giorgetti - y "la transición de las reglas existentes a las nuevas debe tener en cuenta las inversiones ya previstas".
Los criterios y porcentajes aún no están definidos. "Si quisieran tener una idea de las posibles cifras de amortización de la deuda, no puedo hacerlo si no sé qué pasa con las inversiones", resumió Meloni.
Scholz, en cambio, habló de progreso, en la dirección correcta: "El criterio de estabilidad debe tener un papel importante, pero no queremos que un país tenga que seguir un programa de austeridad". Un concepto bien recibido por Roma.
Mientras que en Berlín valoraron la respuesta de la premier ante una pregunta en rueda de prensa sobre las dificultades del Gobierno alemán tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el presupuesto: "Alemania es fiable, no me gusta la intromisión de los países miembros en asuntos internos".
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