(ANSA) - KIEV, 02 OTT - "Los verdaderos problemas comenzarán
cuando termine la guerra", sostuvo Serhiy Prytula, uno de los
hombres más populares de Ucrania, presentador de radio y
televisión, comediante, creador de la fundación del mismo
nombre, que desde 2014 recauda fondos para asistencia
humanitaria y el suministro de medios no letales al ejército.
Tras la invasión, el negocio explotó y en la planta baja se
apilan los paquetes listos para su envío: drones de un lado,
botiquines médicos del otro.
Prytula habla como un político. Después de todo, lo es.
Sirvió en las filas del partido Holos y antes del conflicto
estuvo a punto de registrar el suyo. Y confiesa debilidad por la
primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
Ahora, sin embargo, toda la atención se centra en la
victoria y la actividad de la fundación, que recauda pequeñas y
grandes donaciones de personas y empresas, tanto en Ucrania como
en el extranjero.
"Estamos librando una guerra total contra Rusia, un gigante
que utiliza cualquier arma contra nosotros. El 53% del
presupuesto ucraniano -explicó en una entrevista con ANSA- se
dedica a gastos militares. Y no es suficiente. Tenemos el apoyo
de nuestros aliados, los podemos ver y tocar. Gracias. Pero
todavía no es suficiente".
"Por eso necesitamos una sinergia entre la sociedad civil,
que es fuerte en nuestro país, y nuestras unidades sobre el
terreno, que proporcionen los medios que el ministerio de
Defensa o los aliados no pueden proporcionar, por ejemplo,
drones civiles chinos, pero nosotros podemos y los utilizamos en
el frente: en los últimos 18 meses hemos adquirido 8.000 de
ellos", agregó.
La fundación estableció algunas asociaciones con grandes
empresas extranjeras, como la compañía de seguros austriaca
Uniqa. Muchas transacciones proceden de Estados Unidos y Gran
Bretaña. Italia no está en el ranking. Paciencia, dice.
"Su primera ministra y la posición adoptada por su gobierno
nos bastan. Meloni es increíble, cuando habla de Ucrania parece
compartir nuestro dolor, es apasionada. Es importante saber que
no estamos solos y aquí estamos sus grandes fans", sostiene
Prytula, que va más allá.
"El verano pasado visité las unidades de la brigada
internacional en el frente, en la región de Járkov. También
había un chico italiano muy joven, de entre 18 y 20 años. Le
pregunté por qué estaba allí y me respondió: 'Lucho por
democracia' ¿Te das cuenta? Alguien así necesita ser estudiado.
Debería estar besándose con su novia y en lugar de eso estaba en
Ucrania luchando con nosotros por la libertad. Realmente me
impresionó".
Anécdotas aparte, la vena política de Prytula (oportunamente
estimulada) no tarda en resurgir.
"Si estamos aquí y se habla de una contraofensiva es sólo
porque la sociedad civil se ha unido, las diferencias entre
nosotros han desaparecido. Sin embargo, mantener esta unidad
después de la guerra será difícil. Algunos políticos querrán
destruirla por motivos personales para ganar en las elecciones:
es terrible pensar qué podrán hacer", aseguró.
Los problemas no faltarán. Desde la "despoblación" - "nos
encontraremos con 30 millones de habitantes" - que provocará una
falta de personal para la reconstrucción, hasta las "disputas"
con los vecinos, tal vez con vistas a la adhesión a la Unión
Europea.
"Somos un gran país agrícola, nuestro trigo es un problema
ahora y mucho menos más adelante: después de la guerra habrá
relaciones difíciles entre Ucrania y Polonia, no tiene sentido
ocultarlo, y estas son cosas de las que debemos empezar a hablar
ahora".
En Ucrania, según él, hay una parte del país que vive en una
realidad alternativa. "Tomemos, por ejemplo, a los diputados. El
80% de los ucranianos quieren unirse a la UE y a la OTAN, por lo
que su tarea es hacer realidad esta visión. ¿Y qué hacen? Votan
en contra de la publicación de sus ingresos, que estaba en las
exigencias de UE".
Poniendo todas estas consideraciones, ya se forma un buen
programa electoral. ¿Prytula para presidente?. "Por supuesto. En
su discurso inaugural, (Volodymyr) Zelensky dijo que cada uno de
nosotros es el presidente. '¡Slava! (le grita a un asistente en
la sala contigua) ¿eres tú el presidente?". Y él respondió:
"¡Por supuesto!". Divertido. Pero no es una respuesta. "No tengo
ganas de hablar de temas aburridos", concluyó el asunto. Al
menos por ahora. (ANSA).
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