Vladimir Putin busca organizar el después de Prigozhin, a poco más de un mes del desastre aéreo en el que murió el jefe de los mercenarios del grupo Wagner y, con ese fin, el presidente ruso encargó a uno de los más notorios comandantes de la tristemente célebre asociación paramilitar, formar nuevas unidades de voluntarios para combatir en Ucrania.
El oficial elegido es Andrei Thoshev: un coronel jubilado más conocido por su nombre de batalla, Sedoi, "cabellos grises", y sujeto a sanciones europeas por su rol en la guerra en Siria.
Putin y Troshev se reunieron la noche del jueves, al menos según el Kremlin, que publicitó ampliamente el cara a cara, con videos transmitidos por la TV: signo de que Moscú quiere mostrar abiertamente que apunta a la formación de nuevos grupos de voluntarios que reemplacen o simplemente remodelen al Grupo Wagner. Pero que estén firmemente bajo el control del gobierno ruso.
Y no por nada es que durante el encuentro Putin remarcó que los beneficios financieros del estado para quien combate en Ucrania y que valen incluso para los grupos de voluntarios.
El futuro de Wagner y de sus mercenarios está igualmente envuelto en neblinas de incertidumbre. Según algunos funcionarios norteamericanos escuchados por el New York Times (NYT), Putin no quiere renunciar a la experiencia en el campo de batalla de estas milicias, por años el brazo armado del Kremlin en tantos escenarios de guerra en el mundo y muchas acusado de cometer atrocidades.
Y los grupos de voluntarios pueden servir a Moscú para evitar nuevas e impopulares movilizaciones forzadas como la de setiembre del año pasado, si bien hoy el zar firmó el decreto de la conscripción otoñal para el servicio militar que engloba a 130.000 rusos.
Luego del amotinamiento de los mercenarios de Prigozhin -fallecido dos meses después junto a sus lugartenientes en un desastre aéreo por el que muchos sospechan justamente del Kremlin- Putin desea asegurarse que los grupos armados son, efectivamente, fieles al ministerio de Defensa ruso ( con el que Prigozhin estaba en perpetuo choque).
Y aquí Troshev podría jugar un rol fundamental. En una entrevista ofrecida por Kommersant poco después de la revuelta del grupo Wagner, Putin expresó que propuso al coronel Troshev, él también originario de San Petersburgo, sustituir a Prigozhin como jefe de los mercenarios, pero el propio Prigozhin se opuso a la decisión.
Imposible decir si las cosas son como las cuenta el líder del Kremlin, pero cierto es que Troshev parece gozar de la confianza de Putin, y Moscú aclaró que el coronel ahora "trabaja" para el ministerio de Defensa.
La orden de Putin de formar nuevos grupos de voluntarios tiene lugar apenas dos días después de que el ejército de Kiev anunció que avistó entre las filas de las fuerzas rusas "alrededor de 500" ex combatientes de Wagner: combatientes que, sin embargo, -según la narración no verificable de Kiev- no formarían una unidad aparte sino desplegada entre los varios batallones que invadieron Ucrania.
Asimismo, dos fuentes de Guardian sostuvieron que algunos ex mercenarios firmaron contratos con el ministerio ruso de Defensa o con otros grupos armados filo-Kremlin, pero varios otros rechazaron hacerlo porque aún están ligados al difunto Prigozhin.
Mientras tanto la guerra continua y Dmitry Medvedev volvió a sus declaraciones de halcón al afirmar que asistió al lanzamiento de prueba de un no mejor precisado "misil de alta precisión actualizado" en el polígono de Kapustin Yar, en Rusia meridional.
De acuerdo con la agencia Tass, el número dos del Consejo de Seguridad de Rusia avisó que el nuevo misil fue desarrollado deliberadamente para "la operación militar especial" en Ucrania.
También Kiev aspira a nuevas y más poderosas armas, y con tal motivo, hoy inauguró un foro sobre armas y alentó a los participantes para ver una oportunidad comercial en el relanzamiento de la industria bélica nacional.
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