El velorio del expresidente de Italia Giorgio Napolitano, fallecido el pasado viernes en Roma, a los 98 años, comenzó este domingo en la sede del Senado italiano.
Los italianos podrán presentar sus respetos hasta este lunes por la tarde, mientras que el funeral, laico y con honores de Estado, se celebrará el martes por la mañana, en el pleno de la Cámara de Diputados.
El velorio de Napolitano ya registró la presencia de integrantes del más alto nivel de la política italiana, como el presidente de la República, Sergio Mattarella, la primera ministra, Giorgia Meloni, y ex primeros ministros Mario Monti, Paolo Gentiloni, Giuseppe Conte y Mario Draghi, además del papa Francisco, que apareció por sorpresa en el Senado.
Mientras el público hacía cola afuera, el auto pontificio estacionó frente a la entrada del edificio, y los asistentes parlamentarios se apresuraron para llevar una silla de ruedas al líder católico.
Una vez dentro del Senado, el Papa se levantó para saludar a la familia de Napolitano, incluida su esposa Clio Maria Bittoni y sus hijos Giovanni y Giulio.
Según el Vaticano, Francisco, recién regresado de un viaje que hizo a la ciudad francesa de Marsella, decidió acudir al velorio para "expresar su cariño personal" a la familia y "honrar el gran servicio prestado a Italia" por el expresidente.
"Un recuerdo y un gesto de agradecimiento a un gran hombre, servidor de la patria", dejó escrito además en el libro de dedicatorias.
Esta fue la primera vez en la historia que un pontífice entró en la sede del Senado italiano.
"Es la primera vez que un Pontífice entra en la sede del Senado en el Palacio Madama", "ha sido un gran honor para nosotros". "Fue muy afectuoso", dijo a los periodistas el presidente del Senado, Ignazio La Russa.
Para el Papa argentino, Napolitano estaba entre "los grandes de Italia". Lo dijo en 2016, haciendo una lista muy breve de las personalidades italianas que le habían impresionado: junto a Napolitano mencionó a Emma Bonino y al exalcalde de Lampedusa Giusi Nicolini.
Subrayó el "gesto de heroísmo patriótico" del presidente cuando aceptó el cargo por segunda vez.
El primer apretón de manos entre Bergoglio y Napolitano tuvo lugar el 19 de marzo de 2013, al margen de la misa inaugural del pontificado. El 8 de junio del mismo año, el Jefe de Estado visitó el Vaticano, correspondido por Francisco unos meses después, el 14 de noviembre, cuando fue él quien visitó el Quirinale.
Un año más tarde, el 21 de noviembre de 2014, Napolitano acudió a la Casa Santa Marta para un encuentro, esta vez privado, con el papa Francisco, que duró 80 minutos. Pero entre medias, muchos mensajes, buenos deseos, llamadas telefónicas, en un ambiente de respeto y cordialidad.
Napolitano fue el undécimo presidente en la historia de la República italiano y el primero en ser reelegido para un segundo mandato, sentando un precedente que seguiría su sucesor, Sergio Mattarella.
Exmiembro del Partido Comunista Italiano (PCI), dirigió el Estado entre mayo de 2006 y enero de 2015, cuando renunció a su cargo por vejez.
Durante todo este periodo fue una figura de garantía institucional y de estabilidad en uno de los momentos más complicados de la historia republicana de Italia: la crisis del euro, cuando Napolitano presionó por la dimisión del entonces primer ministro Silvio Berlusconi y apoyó a un gobierno técnico guiado por el economista Mario Monti.
También fue presidente de la Cámara de Diputados (1992-1994), ministro del Interior (1996-1998) y ministro de Defensa Civil (1996-1998), además de ser parlamentario durante casi 40 años.
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