Los barcos de inmigrantes hacen cola en Lampedusa para atracar en el muelle de Favaloro: más de un centenar arribaron en las últimas 24 horas, con decenas de personas desembarcando ante las narices de cientos de turistas directamente en tierra firme, entre la isla de los Conejos, Cala Croce y playa de Guitgia.
Todos los récords anteriores se batieron y por la tarde se registró la presencia de 4.686 personas en el punto crítico del distrito de Imbriacola, de los cuales sólo el último día llegaron cerca de 4000. Pero el número se actualiza continuamente.
Y mientras el barco de la Guardia Costera Diciotti hace una verdadera hazaña para reunir a unas 800 personas, incluso antes de desembarcar en la isla, Francia y Alemania cierran sus puertas a Italia.
El ministro del Interior francés, Gérarld Darmanin, anunció su intención de "asegurar" la frontera entre Menton y Ventimiglia, afirmando que se registró "un aumento del 100% de los flujos".
Desde Berlín, en tanto, llega el freno a los procesos de selección de los solicitantes de asilo que arriban a Alemania procedentes de Italia en el marco del "mecanismo de solidaridad voluntaria".
Debido a la "fuerte presión migratoria" y a la "continua suspensión de los traslados en Dublín", indicó el ministerio del Interior a Welt, Italia fue informada de la decisión de "aplazar" los juicios "hasta nuevo orden".
Cuestiones políticas, lejos de los problemas que enfrentan quienes tienen que gestionar las llegadas a Lampedusa.
"Estamos bastante bien, recuerdo que hace unos 15 días registramos a casi 4.500 personas", afirmó el comisario de policía de Agrigento, Emanuele Ricifari.
"Estamos gestionando el fenómeno -confirmó el prefecto Filippo Romano- y mejorará cada vez más cuando tengamos el hotspot de Porto Empedocle y los barcos para los traslados siempre listos. El problema, sin embargo, persiste".
Y lo confirma también el alcalde de Lampedusa, Filippo Mannino, que pide "un sistema de acogida de los barcos en el puerto para la recuperación y el rápido traslado de los inmigrantes al continente y un Consejo de Ministros ad hoc que se celebrará en Lampedusa para examinar la situación".
"Es urgente - subrayó el alcalde - una intervención inmediata de la Protección Civil para apoyar tanto a los inmigrantes como a la propia población que, después de 30 años de generosa acogida, ha agotado sus recursos psicofísicos y económicos".
Incluso los propios isleños se sorprendieron, a pesar de estar "acostumbrados" al fenómeno: "U mare chinu c'è (el mar está lleno, NDR)", comentaban incrédulos mientras miraban la fila de pequeñas embarcaciones que esperaban entrar al puerto.
Una imagen que provocó la reacción inmediata del líder de la Liga, Matteo Salvini, dispuesto a señalar nuevamente con el dedo la "ausencia de Europa".
"Defender las fronteras no es un derecho sino un deber.
Mientras muchos otros han hablado de inmigración en el pasado, cuando hacemos una promesa lo hacemos todo, incluso arriesgando lo nuestro".
Salvini, que estará el jueves en Caltanissetta para celebrar la primera fiesta de la Liga en Sicilia, subrayó que también irá a Palermo a la sala del búnker para el juicio del Open Arms y reitera: "Hice lo que volvería a hacer mil veces".
Una posición compartida por el teniente de alcalde de Pelagie, también de la Liga, Attilio Lucia, que lanza un llamamiento: "Necesitamos encontrar medidas de acogida alternativas. Me dirijo a las instituciones nacionales y europeas que no tienen la menor idea de aquello que está pasando hoy en Lampedusa. Les invito a que vengan y lo vean con sus propios ojos. No podemos ni queremos seguir haciéndonos cargo de este fenómeno migratorio, mientras la Unión Europea sigue siendo miope ante un acontecimiento que quedarán en la historia".
Incluso el arzobispo de Agrigento, Alessandro Damiano, se manifestó preocupado por la situación en Lampedusa: "Hago un llamamiento sincero a intervenir rápidamente para garantizar una gestión más regular de los flujos de inmigrantes en tránsito hacia la isla: una gestión que sea igualmente respetuoso, tanto de aquellos que -en la desesperación y en la necesidad- buscan refugio en nuestras costas, como de aquellos que - con espíritu humanitario, sentido cívico y caridad cristiana- siempre están dispuestos a acogerlos, pero ahora ya no tienen más las fuerzas para hacerse cárgo de ellos mismos".
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