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Misiles rusos sobre mercado, una masacre

Trozos de drones en Rumania, alerta OTAN, Armas con uranio EEUU

KIEV, 06 septiembre 2023, 17:09

Redaccion ANSA

ANSACheck
Al menos 17 personas murieron, entre ellas un niño, y otras 32 resultaron heridas después de que los misiles rusos hicieron blanco en un mercado de la ciudad de Kostiantynivka, en el Donetsk, en el este de Ucrania.
    De este a oeste, la guerra iniciada por el Kremlin no cesa y, de hecho, corre el riesgo de salirse de control cada vez, dado que Ucrania tiene fronteras con varios miembros de la OTAN y que también se producen bombardeos a menudo en zonas fronterizas.
    Por lo tanto, es alarmante, pero no sorprendente, que se hayan encontrado restos dentro de las fronteras de Rumania que podrían pertenecer a un dron de Moscú.
    Si la investigación iniciada por Bucarest confirma la hipótesis denunciada por el ministerio de Defensa, se trataría de una "situación totalmente inadmisible" y una "grave violación de la soberanía y de la integridad territorial de Rumanía, Estado que forma parte de la OTAN", advirtió el presidente Klaus Iohannis, que hasta hoy había negado el descubrimiento de fragmentos de los que Kiev había hablado.
    Los restos fueron recuperados el martes por la tarde en la zona de Plauru, una localidad al otro lado del Danubio, frente al puerto ucraniano de Izmail, que fue objetivo de las fuerzas rusas desde mediados de julio, es decir, desde que Moscú decidió retirarse del acuerdo sobre los cereales.
    Bucarest informó a los aliados durante la reunión de hoy del Consejo Atlántico, con la Alianza, que expresó su "fuerte solidaridad" con el país. Pero por la tarde el ministro de Defensa, Angel Tilvar, bajó el tono al afirmar que el episodio "no representa una amenaza directa: ciertamente no nos hace felices, pero no creo que podamos hablar de un ataque. Debemos saber distinguir entre un acto de agresión y un incidente", explicó.
    Los ataques rusos de ningún modo no se limitan a objetivos militares. Ya había sucedido en el teatro Mariupol o, más recientemente, con los cohetes sobre un restaurante en Kramatorsk.
    Esta vez el objetivo era un mercado: una acción de "absoluta inhumanidad", como la definió el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.
    La condena también llegó unánimemente de la Unión Europea, de la Casa Blanca, de París y de Berlín, que hablaron de un "ataque a la humanidad".
    El ataque se produjo entre otras cosas en horas en que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llegaba a Kiev, por tercera vez en el país.
    Un bombardeo sorpresa en el que el jefe de la diplomacia estadounidense anunció otros 1.000 millones de dólares en ayudas, lo que según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, demostraría la voluntad de Estados Unidos de continuar la guerra "hasta el último ucraniano".
    Durante la visita, el secretario de Estado norteamericano elogió los "buenos progresos" de la contraofensiva de Kiev.
    El lento, pero constante avance de las fuerzas ucranianas, es mérito además de las armas que llegaron en los últimos meses de los aliados occidentales, especialmente estadounidenses y británicos. Tanques, F-16, bombas de racimo y probablemente también las polémicas municiones perforantes de uranio empobrecido, ya enviadas por Gran Bretaña.
    La noticia de que Estados Unidos incluso se dispone a suministrarlas, anticipada hace unos días en los medios de comunicación, fue confirmada hoy por el Pentágono.
    El equipamiento podría ayudar a Kiev a afrontar lo que Zelensky predijo como "un invierno difícil" para su país.
    En el terreno, sin embargo, las cosas parecen ir mejor para Ucrania. Después de días en los que el ejército de Kiev reclamaba la estratégica localidad de Robotyne, en el frente sur de la región de Zaporiyia, hoy fue Rusia la que admitió la derrota en este territorio.
    Evidentemente lo hizo a su manera, justificando la retirada como una elección "táctica". Atrincherarse aquí no parecía "una opción viable" y por ello habrían decidido trasladar las tropas a los cerros circundantes.
    Los últimos éxitos, para el nuevo ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, representan sólo el comienzo.
    Después de haber sido propuesto por Zelensky, Umerov, de 41 años, de origen tártaro de Crimea, prometió que Kiev recuperará "cada centímetro de Ucrania". Incluyendo, por supuesto, su Crimea.
   

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