El militar, de 28 años, apareció en el documental "Downed russian pilots", transmitido la noche del domingo en la televisión ucraniana y hoy, en una conferencia de prensa organizada por el Media Center de Kiev, para narrar su historia e invitar a sus excompañeros a hacer otro tanto: renunciar a la guerra "perdida" por Vladimir Putin y buscar un futuro mejor en Ucrania.
"Si haces lo que yo hice, no te arrepentirás", aseguró.
La entera operación fue planificada por seis meses por los servicios secretos de inteligencia ucraniano (GUR) que buscan convencer siempre más rusos a rendirse a cambio de garantías de seguridad y resarcimientos financieros por cada medio militar mudado: Kuzminov rompió cada dilación cuando su familia fue evacuada primero de Rusia y llevada a un lugar seguro en Ucrania.
El piloto narró que decoló con el helicóptero y otros dos militares a eso de las 16.30 horas del aeropuerto de Kursk hacia la región de Járkov. Llegó a la zona de Shebekine, en la región rusa de Belgorod, comenzó a volar casi al ras del suelo, a 5-10 metros, y en modalidad silencio de radio.
Superado el confín ucraniano comenzaron los disparos. "No puedo decir con certeza quien comenzó, pero presumo que fue la parte rusa. Fui herido en una pierna por un arma de pequeño calibre. Después de 20 kilómetros, volé y aterricé en el lugar indicado" por la inteligencia de Kiev.
El piloto luego buscó convencer a sus compañeros: "Tranquilicé a los muchachos, dije que todo estaba bien, que aquí vive gente buena. Tenían miedo y salieron corriendo del helicóptero. No conozco su destino", admitió.
A revelarlo fue, en cambio, en jefe del Gur, Kyrylo Budanov, días atrás: "Pudimos hallar el enfoque correcto con el piloto, trasladar a toda su familia sin que ninguno lo notase y crear las condiciones en las cuales se pudiera trasladar la máquina sin que la tripulación supiera lo que estaba sucediendo. Luego de lograrlo donde habían aterrizado, los otros dos buscaron escapar. Desafortunadamente fueron muertos. Hubiera sido mejor haberlos capturado vivos -dijo brevemente, pero así fue". Acerca de su vida precedente, el joven piloto aseguró que voló solo para el transporte de tropas y materias primas, y no haber jamás perpetrado bombardeos. Reveló que fue a Mariupol y Berdyansk, y que participó en la guerra "con lágrimas en los ojos".
"Lo que está sucediendo ahora -afirmó en el documental dirigido a sus excompañeros- es simplemente el genocidio del pueblo, tanto ucraniano como ruso. Actué porque no quiero contribuir en estos crímenes. Ucrania seguramente ganará esta guerra: es solo cuestión de tiempo".
Ahora Kuzminov observa el futuro, evaluando la posibilidad de unirse a la aeronáutica militar ucraniana, mientras su helicóptero, escribe Ukrainska Pravda, forma parte de la aviación de Kiev.
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