La noticia, anticipada por el diario francés Libération y confirmada pocas horas después por el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, pone en entredicho todos los análisis de los observadores extranjeros y las hipótesis sobre un debilitamiento del poder de Putin. De hecho, cubre con una cortina de humo aún más espesa lo que realmente sucedió hace dos semanas, cuando unos pocos miles de hombres de Prigozhin ocuparon sin luchar la ciudad de Rostov-on-Don, un bastión militar de fundamental importancia cerca de la frontera con Ucrania, y luego escalaron el territorio ruso intacto durante cientos de kilómetros.
Todo, hasta que se anunció una tregua, oficialmente gracias a una (improbable) mediación del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, que en teoría contemplaba el traslado de Prigozhin y sus hombres a Bielorrusia. Pero en este punto nada es seguro.
Por su parte, el jefe del Estado Mayor ruso y comandante de las operaciones militares en Ucrania, Valery Gerasimov, blanco privilegiado de los ataques de Prigozhin junto al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, hizo su primera aparición pública tras los hechos del 24 de junio. Un video, publicado por el Ministerio de Defensa, muestra a Gerasimov presidiendo una reunión en la que se le informó sobre un intento del ejército ucraniano de lanzar ataques con cohetes contra Rusia y Crimea el domingo.
Lukashenko, que inicialmente había confirmado la llegada de Prigozhin a Bielorrusia, dijo el 6 de julio que no estaba allí, sino en San Petersburgo, y que "quizás" se había ido a Moscú.
"No tenemos ni la capacidad ni la inclinación para seguir los movimientos de Prigozhin", respondió Peskov.
Pero una semana antes ya se había producido la reunión aclaratoria entre Putin, Prigozhin y toda la plana mayor de los Wagner: 35 personas en total. El presidente, explicó el portavoz, emitió "su juicio sobre la actuación de la empresa en el frente y sobre los hechos del 24 de junio". Los Wagner le dieron sus "explicaciones", garantizaron su lealtad y dijeron que estaban listos para "seguir luchando por la patria". Al final debe haber habido una especie de absolución. Según lo aseguró Peskov, el presidente ofreció a los comandantes "otras opciones de trabajo y empleo en la lucha".
Son dos las interrogantes que surgen en este punto: la primera es si los comandantes Wagner y sus hombres seguirán encuadrados en las filas de la empresa privada o pasarán a depender del Ministerio de Defensa, como prevé un decreto que prohíbe esta milicia privada junto con decenas de otras.
En el canal de Telegram Grey Zone (Zona Gris), cercana a los Wagner, se han difundido en estas horas varios stickers de propaganda de los mercenarios, entre ellos uno con la inscripción "Todo recién comienza".
Casi una promesa de que los Wagner no desaparecerán. La segunda pregunta es dónde se desplegarán las tropas (o ex-tropas) de Prigozhin. Alguien está pensando precisamente en Bielorrusia, para poder crear una amenaza que inquiete a Ucrania en la frontera norte.
Seguramente los milicianos wagnerianos no volverán a Bakhmut, la ciudad del Donbás que conquistaron en mayo tras una cruenta batalla que duró meses y que las fuerzas ucranianas dicen ahora estar a punto de recuperar. El comandante checheno Ramzan Kadyrov -quien el 24 de junio dijo estar listo para "aplastar" el intento de motín de los Wagner- anunció que la tarea de resistir en esta "difícil" situación ha sido encomendada a sus fuerzas especiales de Akhmat bajo las órdenes de Apty Alaudinov.
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