Una misión que en cualquier caso parece "delicada", como subrayan fuentes del clero de Moscú, con el arzobispo Paolo Pezzi llamando a toda la comunidad católica a reunirse en oración por su éxito.
La dificultad de la tarea es confirmada por la reserva absoluta que rodea el programa mismo de los nombramientos del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, encargado por el Pontífice no de intentar una verdadera mediación, sino de "animar gestos de humanidad, que pueden ayudar favorecer una solución a la trágica situación actual y encontrar caminos para lograr una paz justa".
La única reunión confirmada oficialmente hasta el momento es la mantenida hoy con Yuri Ushakov, asesor de política exterior del presidente Vladimir Putin. Zuppi debería ver mañana al patriarca Kirill, jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, un actor de fundamental importancia dada la proximidad de los cargos del primado a los del Kremlin.
De momento parece descartada una reunión con Putin, que partió hoy para una visita a Daguestán, saliendo por primera vez de Moscú tras el intento de rebelión de las milicias wagnerianas durante el fin de semana. Pero la sensación es que el programa sigue en marcha y podría cambiar en función de la evolución de última hora, que Zuppi evalúa con el nuncio Giovanni D'Aniello en las salas de la nunciatura, donde se aloja, en el norte de la capital.
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Por ahora solo quedan las palabras del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov: "Hemos declarado en repetidas ocasiones -dijo- que apreciamos mucho los esfuerzos, las iniciativas del Vaticano en la búsqueda de una solución pacífica a la crisis de Ucrania y damos la bienvenida los esfuerzos del Papa en contribuir al cese del conflicto armado". Mientras que el canciller Serghei Lavrov afirmó que Rusia sigue "abierta" al diálogo pero acusa a los países occidentales, en particular a Francia y Alemania, de no llevar a cabo sus anunciados intentos de diálogo con Putin.
Desde Kiev, donde Zuppi estuvo en misión los días 5 y 6 de junio, todavía hay señales de rechazo al alto el fuego: "Ucrania nunca aceptará un conflicto congelado con Rusia", dijo el presidente Volodimir Zelensky.
Ayer el jefe de la oficina presidencial, Andryi Yermak, había rechazado una vez más -como hizo Zelensky tras su encuentro en el Vaticano con el Papa Francisco- la hipótesis de mediación de la Santa Sede, añadiendo sin embargo que cualquier resultado sobre los problemas sería bienvenido de parte de los niños a los que Ucrania acusa a Rusia de deportar y en los intercambios de prisioneros.
El cardenal Zuppi debería hablar del primer tema en un encuentro que también podría tener mañana con Maria Llova-Belova, la comisaria rusa para los derechos del niño. El pasado mes de marzo, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra este funcionario, y contra el propio Putin, por cargos de deportación ilegal de niños ucranianos, que la propia Llova-Belova rechaza.
En cambio, mañana por la noche en la catedral católica de la Inmaculada Concepción, el presidente de la CEI celebrará una Misa junto con los obispos de la Conferencia Episcopal Rusa con motivo de la fiesta de San Pedro y San Pablo.
Una cita a la que el arzobispo Pezzi invita a todos los fieles, subrayando que la participación de la comunidad católica italiana "es de suma importancia para poder apoyar, con nuestra presencia y oraciones, la delicada misión del cardenal Zuppi".
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