Después de dos días de misterios y especulaciones, Prigozhin rompe su silencio con una transmisión de audio de 11 minutos en sus canales de Telegram y brinda su verdad sobre el motín del sábado, que por unas horas pareció llevar a Rusia al borde de la guerra civil.
Sin embargo, aún no está claro qué sucedió realmente y cuáles serán las consecuencias. Prueba de ello es el hecho de que el propio Prigozhin sigue imputado por la Fiscalía General de la Nación por insurrección armada y, al mismo tiempo, su empresa ha reanudado "normalmente" la actividad en la sede de San Petersburgo y en varias otras ciudades, donde se realiza el reclutamiento.
El jefe de Wagner tampoco dio ninguna indicación de dónde se encuentra en este momento. Uno de los principales signos de interrogación después de que el Kremlin anunciara el sábado por la noche que, sobre la base del acuerdo negociado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, Prigozhin iría a Minsk.
Algunos canales de Telegram y el Kyiv Post escribieron que ya habría sido visto en un hotel de la capital bielorrusa, el Green City Hotel. Pero la gerencia, contactada por la televisión rusa Rtvi, dijo que no podía confirmar la noticia. Así como el servicio de prensa de Lukashenko hizo saber que no tenían información al respecto.
Reiterando la versión oficial de las autoridades rusas, Prigozhin dijo que fue Lukashenko quien medió en la tregua, quien ofreció una solución "para la continuación de las operaciones de Wagner en una jurisdicción legítima".
Por lo tanto, no hay una mención explícita de Bielorrusia.
Mientras que el canciller, Serghei Lavrov, aseguró que los militantes de Wagner podrán continuar sus actividades al menos en Malí y en la República Centroafricana, sin nombrar a Ucrania.
Sigue siendo un misterio cómo hace dos días los mercenarios rebeldes -unos 25.000- conquistaron la estratégica ciudad de Rostov, en el sur del país, sin disparar un tiro y luego escalaron casi sin ser molestados cientos de kilómetros a través de Rusia en dirección a Moscú.
La versión oficial es que las autoridades querían evitar el derramamiento de sangre. Otras fuentes esgrimen una explicación más conspirativa: es decir, que la falta de resistencia a Wagner, garantizada por fuerzas directamente dependientes del Kremlin, como el servicio de seguridad interna del FSB y la Guardia Nacional, habría tenido como finalidad permitir a Prigozhin sumar puntos en el choque con el ejército empleado por el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, con quien ni siquiera Putin mantendría relaciones idílicas.
Seguramente Shoigu, el Jefe de Estado Mayor, Valery Gerasimov, y otros funcionarios del ministerio de Defensa siguen siendo los personajes más odiados por Prigozhin, especialmente después de la orden dada a las milicias privadas, incluida Wagner, de firmar contratos para ponerse a las órdenes del ministerio a partir del 1° de julio.
"Yo y los otros oficiales de Wagner - dijo Prigozhin - nos negamos y teníamos la intención de deponer las armas el 30 de junio en Rostov. Pero luego nos bombardearon y nos embarcamos en la marcha de la justicia hacia Moscú para protestar".
El avance se detuvo a 200 kilómetros de la capital para "no derramar sangre rusa", repitió Prigozhin, quien volvió a agradecer a Lukashenko la solución encontrada.
Sin embargo, según otras fuentes, el verdadero mediador habría sido Alexei Dyumin, gobernador de la región de Tula que goza de la confianza tanto del presidente Vladimir Putin como de Prigozhin.
Y que alguien ahora ve como el favorito para el cargo de nuevo ministro de defensa en reemplazo de Shoigu, aunque no sea en el corto plazo.
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