Con el 90% de los votos escrutados, el primer ministro conservador saliente, Kyriakos Mitsotakis, lograba el 40,52% de los votos y 158 de los 300 escaños que componen el Parlamento.
Su principal rival político, el partido de izquierda Syriza liderado por Alexis Tsipras, se frenó, en cambio, en el 17,84%, ganando 47 escaños. Le siguen los socialistas del Pasok con el 11,96% de los votos y 32 bancas y los comunistas del KKE (7,61% de las preferencias).
"Siento fuertemente mi deber hacia el país", comentó Mitsotakis con vehemencia. "Seré el primer ministro de todos los griegos, las grandes reformas avanzarán rápidamente", aseguró.
Los ciudadanos convocados a las urnas confirmaron el veredicto ya emitido en las elecciones del 21 de mayo, cuando los conservadores habían ganado con el 40% de los votos, duplicando al partido de Syriza, que quedó en 20. Pero la votación se había celebrado bajo un sistema electoral diferente, uno puramente proporcional, que había hecho que los conservadores se quedaran sin la mayoría absoluta por unos pocos escaños.
Así, Mitsotakis -contando con el premio de la mayoría para el primer partido en virtud de la nueva ley electoral aprobada por él mismo- había decidido no entablar conversaciones para formar una coalición y había allanado el camino para volver a las urnas. Una apuesta que finalmente lo premió, a pesar de que la participación cayó en picada en comparación con mayo.
Nueva Democracia no es la única que celebra el resultado. De hecho, la presencia de la extrema derecha también se está reforzando en el Parlamento: el partido "Espartanos" (Spartiates en griego) superó el umbral obteniendo, según datos aún no definitivos, el 4,71% y 13 escaños.
Un logro increíble si se tiene en cuenta que el partido era un desconocido hasta hace unos días, cuando recibió el apoyo del exintegrante de Alba Dorada Ilias Kasidiaris, actualmente en prisión, donde cumple una condena de 13 años por haber participado en una asociación delictiva, es decir, el ahora disuelto partido neonazi Alba Dorada.
"Después de mucho tiempo, una voz nacionalista estará en el Parlamento", se regocijó el presidente del partido, Vassilis Stigas, y reconoció que el apoyo de Kasidiaris fue "el combustible" para el éxito.
El partido "Niki" (victoria en griego) también superó por primera vez el umbral, con un 3,73%.
Dirigido por un profesor de teología, el partido se dio a conocer por sus posiciones xenófobas y se considera cercano a la franja conservadora de la Iglesia Ortodoxa.
Finalmente, otra formación de extrema derecha conocida por sus posiciones antiinmigrantes, "Solución Griega"', también confirmó su presencia en el parlamento, creciendo al 4,48% respecto al 3,7% de 2019.
Mera25, el partido fundado por el exministro de Finanzas Yanis Varoufakis, se quedó afuera.
"Nuestra no entrada es lo de menos. Lo peor es el canto fúnebre de la izquierda que no logró evitar la transformación de la ira en una corriente de extrema derecha", comentó desconsolado Varoufakis.
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