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Raid ruso en todo el país, muertos en Odessa y Sumy

Minsk: "comienzan las entregas de las primeras armas tácticas"

KIEV, 14 junio 2023, 17:04

Redaccion ANSA

ANSACheck
La enésima noche de bombardeos rusos sobre Ucrania trae consigo un nuevo número de víctimas mortales de sangre de civiles en Odessa y Sumy, mientras Kiev no se deja intimidar y sigue hablando de "avances" en la contraofensiva para liberar al país del invasor ruso.
    Según los medios estadounidenses, la lentitud y el alto costo de las operaciones corren el riesgo de socavar la confianza de los aliados de Kiev, a pesar de los esfuerzos realizados por la OTAN.
    En tanto, el espectro de la energía nuclear se extiende desde el norte: Aleksandr Lukashenko anunció que comenzó la transferencia de armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia, afirmando que "algunas son tres veces más potentes que las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki".
    La reciente intensificación de los ataques nocturnos de misiles y drones rusos, que ahora solo pueden evadir las defensas antiaéreas en zonas rurales y ciudades de provincia, volvió a sembrar muerte. Y en una zona boscosa en el noreste de la región de Sumy, cerca de la frontera con Rusia, las fuerzas rusas están acusadas de disparar el pasado martes contra el vehículo todoterreno de un guardabosques, matando a seis personas, un incidente que está investigando el poder judicial ucraniano.
    En la ciudad portuaria de Odessa, un misil Kalibr, el único que atravesó las defensas frente a tres derribados, quizás lanzado por una unidad de la Flota rusa del Mar Negro, impactó en un almacén de un supermercado, matando instantáneamente a tres trabajadores.
    Al menos 3 civiles también murieron en el área de Kramatorsk, en el Donetsk controlado por Ucrania, mientras que una mujer perdió la vida en una redada en la región de Chernihiv.
    Sobre el frente de la contraofensiva, las fuerzas de élite ucranianas siempre empujan en cuatro direcciones: Bajmut, Marinka, Velyka Novosylka, en el Donbass y desde la región de Zaporiyia desde Orikhiv hacia Melitopol.
    Mientras tanto, el oligarca ruso Yevgheny Prigozhin -que volvió a despotricar contra Moscú al afirmar que el ministro de Defensa Sergei Shoigu y el jefe del Estado Mayor Valery Gerasimov deberían ser "fusilados"- prometió que los milicianos de Wagner volverán al frente a partir de agosto.
    En los últimos tres días, 3 kilómetros cuadrados fueron liberados por las fuerzas ucranianas, según anunció el portavoz del ejército de Kiev, Andriy Kovalev.
    En el lado ruso esta mañana se afirmó que hasta ahora la contraofensiva le costó la vida a 7.500 soldados ucranianos y que todos los ataques contra Zaporiyia están siendo repelidos sistemáticamente.
    Que las cifras rusas sean o no pura propaganda, hoy el Washington Post abre una ventana al silencio ucraniano sobre la dramática realidad del frente, entrevistando a un soldado de la 37a brigada de reconocimiento ucraniana, de los cuales 30 hombres de 50 no regresaron: muertos, heridos o capturados por el enemigo.
    "Nos bombardearon con morteros por tres lados. No pudimos hacer nada", dijo.
    Los altos costos humanos y materiales preciosos frente a los resultados que por ahora parecen salir con cuentagotas, obtenidos sin cobertura aérea y con poca cobertura artillera, podrían poner a prueba la generosidad de Estados Unidos y otros aliados, que -escribió en otro editorial del Washington Post- "puede que tengan que responder preguntas incómodas para las que no están preparados".
    Y esto a pesar de las declaraciones de apoyo de las cancillerías occidentales y de la OTAN: en la cumbre de Vilnius del 11 al 12 de julio "enviaremos un fuerte mensaje de apoyo y solidaridad y diremos claramente que el futuro de Ucrania está en la OTAN", dijo el Secretario General de la Alianza, Jens Stoltenberg.
    Pero mientras tanto, en Estados Unidos crece un "dilema geopolítico", como lo define el diario New York Times, según el cual las empresas estadounidenses activas en la energía nuclear pagan miles de millones de dólares a la agencia nuclear moscovita Rosatom, ya que dependen del uranio enriquecido barato producido por Rusia.
    En tanto, la diplomacia de paz intenta dar tímidos pasos: el presidente ruso, Vladimir Putin, recibirá el sábado en San Petersburgo a los jefes de Estado africanos que le presentarán su plan y la presidencia ucraniana ya le comunicó al enviado especial de Lula, Celso Amorim, el "gran interés que Brasil participe en la cumbre de paz promovida por (el mandatario ucraniano, Volodymyr) Zelensky prevista para julio".
    El director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), el argentino Rafael Grossi, quien se encuentra desde el martes en Kiev, donde habló con Zelensky, aplazó quizás hasta mañana, por motivos de seguridad, su visita a la planta nuclear de Zaporiyia, en manos rusas.
    Pero mientras tanto, ofreció a Ucrania un programa de asistencia para superar la crisis provocada por la destrucción de la represa de Kajovka.
    En las zonas inundadas, donde se reportaron los primeros casos de cólera, ahora hay un millón de personas que corren el riesgo de quedarse sin agua potable.
   

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