"Europe is back" (Europa ha vuelto). La Unión Europea, impulsada por las tensiones geopolíticas y en busca de nuevas alianzas sobre materias primas estratégicas, necesarias para las transiciones energética y digital, regresa a América Latina con la presidenta de la Comisión, para abrir nuevos espacios y contrarrestar la influencia china.
Ursula von der Leyen, enfrascada en un fatigoso viaje que la llevó a cuatro capitales en cuatro días -Brasilia, Buenos Aires, hoy en Santiago y mañana en Ciudad de México- ya ha anunciado al menos 10.000 millones de euros de inversiones del programa Global Gateway, la alternativa de Bruselas a la Ruta de la Seda de Pekín prometiendo que "esto es solo el comienzo".
Decidida a escalar posiciones, la líder de la UE advirtió contra la inversión extranjera (una alusión directa a China).
"No es solo una cuestión de dinero, sino también de método -advirtió-. Las inversiones que vienen de otros lugares muchas veces tienen condiciones, o crean dependencias dañinas. Nuestro enfoque es diferente -subrayó-. Lo que ves es lo que obtienes.Los proyectos están hechos a la medida de las realidades locales".
Los puntos más destacados del resumen de acuerdos y financiación europeos anunciados hasta el momento son dos mil millones de euros para apoyar la producción de hidrógeno verde en Brasil, energía que la UE prevé importar hasta 2030 por 10 millones de toneladas al año, pero también proyecta 225 millones euros para trabajar en el mismo sector con Chile.En Argentina, en tanto, se firmó un memorándum para una alianza en materias primas estratégicas, en particular en el litio, fundamental para las baterías eléctricas, cuya demanda en Europa se estima multiplicará por doce para 2030. Un dossier, el del oro blanco, en el que la UE también quiere trabajar con Chile, además de colaboraciones con Buenos Aires para contribuir a la transformación del país en un hub regional de energías limpias.
Porque, según ha destacado la presidenta de la Comisión, una de las lecciones aprendidas de la guerra de Ucrania y del "chantaje" de Moscú por el gas es la importancia de contar con "socios fiables, con la misma visión del mundo y los mismos valores", como como los países de América Latina, invitados a una cumbre en Bruselas el 17 y 18 de julio.
Queda sobre la mesa el acuerdo UE-Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), no solo un acuerdo comercial para acercar a 600 millones de consumidores, sino también una plataforma de diálogo de futuro, capaz de liberar potencialidades inexploradas, según Bruselas.
El acuerdo, que costó veinte años de negociaciones, y que estuvo varado durante cuatro años con la era Bolsonaro, vuelve a estar en alza tras el envío de un documento complementario de la UE sobre sostenibilidad y deforestación en el Amazonas, que prevé sanciones en el caso de impagos. Un texto inaceptable para Luiz Inacio Lula da Silva (jefe del G20 desde diciembre), quien remarcó: "Creo que una asociación debe basarse en la confianza".
Mientras que el argentino Alberto Fernández, cuyo Gobierno estará en la prueba electoral de octubre, ha vuelto a pedir "una revisión del acuerdo, que tenga en cuenta las asimetrías entre las economías de los dos bloques".
Pero Von der Leyen parece dispuesta a trabajar arduamente para llegar a un compromiso, "al menos a nivel político, lo antes posible, a más tardar a finales de año".
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA