(ANSA) - KIEV, 21 MAG - Ucrania lucha por defender Bajmut
también en sus declaraciones, tras el anuncio del jefe de los
Wagner, Yevgeny Prigozhin, de que la ciudad, teatro de la guerra
más larga y sangrienta de la invasión capituló y está en manos
de los rusos.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, felicitó a sus
tropas y mercenarios por la "liberación de Artyomovsk",
denominación soviética nunca abandonada por Moscú en estos meses
de asalto.
Desde Hiroshima, el mandatario ucraniano, Volodymyr
Zelensky, respondió que "no, Bajmut no está actualmente ocupada
por la Federación Rusa" y que los ucranianos "siguen"
comprometidos con la defensa de la ciudad.
Pero tan claros como son los esfuerzos por disimular, los
propios ucranianos mostraron incertidumbre sobre el destino de
la ciudad. En primer lugar Zelensky, quien en un comentario
inicial a los periodistas en el G7 declaró que "no pensaba" que
la ciudad estuviera en manos rusas, y que en todo caso "no queda
nada de sus edificios": por ahora Bajmut" permanece solo en
nuestros corazones".
Palabras interpretadas por muchos como una confirmación de
la capitulación, obligando a su portavoz Sergii Nykyforov a
precisar que la del presidente ucraniano era una "negación" de
la conquista rusa, que luego quedó claro en la siguiente rueda
de prensa.
Pero sobre el terreno, la situación es mucho más compleja:
si, por un lado, la viceministra de Defensa ucraniana, Hanna
Malyar, insistió en que las fuerzas de Kiev han "semi-rodeado" a
Bajmut, el comandante de las fuerzas terrestres Oleksandr Syrsky
reconoció que sus tropas controlan solo una parte
"insignificante" de la ciudad, pero mantienen la periferia y
siguen "avanzando por los flancos".
"La importancia de la defensa de Bajmut no pierde su
significado. En el futuro, esto nos dará la oportunidad de
ingresar a la ciudad cuando cambie la situación operativa en el
frente", agregó Syrsky, quien visitó personalmente a las tropas
comprometidas en esa dirección.
Por el contrario, Prigozhin pintó un cuadro totalmente
diferente, argumentando que en Bajmut "no hay un solo soldado
ucraniano, porque hemos dejado de tomar prisioneros", y que "hay
una gran cantidad de cadáveres de soldados" de Kiev.
Al comentar sobre las declaraciones de Zelensky, Prigozhin
sostuvo que el líder ucraniano está mintiendo o, "como muchos de
nuestros líderes militares, simplemente no sabe lo que está
sucediendo en el terreno".
La confusión de anuncios y desmentidos no borra el dato de
que la caída de Bajmut representa un duro golpe para Kiev, en
vísperas de la ansiada contraofensiva y tras meses de feroz
batalla en la que gastó una enorme cantidad de recursos y
decenas de miles de vidas.
Por la misma razón, la toma del asentamiento de Donetsk
representa una victoria pírrica para los rusos: el segundo
ejército del mundo mostró un enorme cansancio y lo pagó también
con la vida de decenas de miles de soldados, 100.000 entre
muertos y heridos, según el presidente de Estados Unidos, Joe
Biden.
Un resultado concreto después de un largo ayuno de un evento
positivo en el campo, pero más simbólico que estratégico.
Prigozhin quiso aclarar entonces -sin dejar escapar otra
polémica con el Estado Mayor ruso- que no se trata de una
victoria del ejército moscovita. Según él, ninguna de las tropas
regulares ayudó a sus mercenarios en la conquista de la ciudad.
Los expertos también argumentaron durante algún tiempo que
Bajmut no puede representar un punto de inflexión en el destino
del conflicto.
El grupo de expertos estadounidenses Isw subrayó que la toma
de la ciudad no permitirá que las agotadas fuerzas de Moscú
creen una cabeza de puente para futuras operaciones ofensivas, y
que los continuos contraataques ucranianos hacia el norte, oeste
y suroeste complicarán cualquier nuevo avance de la tropas rusas
más allá de la ciudad en el corto plazo.
En tanto, un hecho permanece dramáticamente claro: mirando
lo que ahora es una extensión humeante de escombros y muerte, es
difícil reconocer a Bajmut como una ciudad que una vez fue el
hogar de 70,000 personas, un importante centro industrial
rodeado de minas de sal y yeso. La enésima víctima de la
implacable ferocidad de la invasión. (ANSA).
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