Se hai scelto di non accettare i cookie di profilazione e tracciamento, puoi aderire all’abbonamento "Consentless" a un costo molto accessibile, oppure scegliere un altro abbonamento per accedere ad ANSA.it.

Ti invitiamo a leggere le Condizioni Generali di Servizio, la Cookie Policy e l'Informativa Privacy.

Puoi leggere tutti i titoli di ANSA.it
e 10 contenuti ogni 30 giorni
a €16,99/anno

  • Servizio equivalente a quello accessibile prestando il consenso ai cookie di profilazione pubblicitaria e tracciamento
  • Durata annuale (senza rinnovo automatico)
  • Un pop-up ti avvertirà che hai raggiunto i contenuti consentiti in 30 giorni (potrai continuare a vedere tutti i titoli del sito, ma per aprire altri contenuti dovrai attendere il successivo periodo di 30 giorni)
  • Pubblicità presente ma non profilata o gestibile mediante il pannello delle preferenze
  • Iscrizione alle Newsletter tematiche curate dalle redazioni ANSA.


Per accedere senza limiti a tutti i contenuti di ANSA.it

Scegli il piano di abbonamento più adatto alle tue esigenze.

Shock, lágrimas y muertes entre ruinas de Uman

Misil ruso destruyó edificio residencial.

UMAN, 28 abril 2023, 16:26

Redaccion ANSA

ANSACheck
Aún antes de llegar a los escombros, es el olor a quemado el que anuncia la enésima matanza de civiles en Ucrania, y el viento, que es fuerte, porta consigo el mensaje de que la muerte llegó al alba a Uman, donde un misil ruso destruyó un edificio residencial, uno de los tantos de esta zona en la periferia de la ciudad.
    Entre las excavadoras, tiene lugar un ir y venir de los bomberos y los socorristas, que pasan entremedio de la gente y los autos destruidos con los cadáveres de esta nueva tragedia.
    En tanto, las fuerzas de seguridad recuperan los restos del cohete para tener pruebas contra los invasores: un funcionario camina rápido, en su chaqueta la inscripción: "War Crime Prosecutor", fiscal de los crímenes de guerra.
    Mientras lo bulldozers trabajan para mover los detritos y liberar espacio en búsqueda de posibles sobrevivientes, a los lados de las callecitas decenas de personas observan atónitos el esqueleto del edificio. Hombres, mujeres, muchachos, muchachas consumidos por la espera de saber si sus padres, madres, hijos, parientes, amigos saldrán vivos o no de aquel cúmulo de cementos y chapas.
    Tatiana, de 29 años, comenta a ANSA que se siente milagrosa: solamente una pared separó a ella, su marido y sus dos niños de 2 y 10 años del misil.
    "No sé nada sobre las condiciones de mi casa", explica, e indica una pequeña ventanita justamente en el confín del vacío dejado por el ataque. ""Veo que está quemada, probablemente fue destruida".
    En Uman, lo que resultó fatal fue el hábito de la guerra: "A las 4 de la mañana recibimos la alarma aérea que nos despertó, pero dado que ya todos estamos habituados volví a la cama e intenté dormir", expresó Tatiana. "Luego escuchamos la explosión, tomamos a nuestros hijos, los teléfonos y los documentos y huimos". En las escaleras observó las puertas de los vecinos dañadas. "Dentro, hemos visto una pared derrumbada, pero decidimos no detenernos, teníamos mucho miedo".
    Con lágrimas, Tatiana dice que no tiene dudas: "Todas las personas que vivían en los pisos que se derrumbaron y quemaron murieron allí, el misil impactó la parte del edificio en la cual estaban los dormitorios. Esta es una zona residencial, tantos niños viven aquí. Conocía a todas las personas de esa parte del edificio. mis vecinos de casa. Ahora estoy conmocionada, no sé qué día es, todavía estoy elaborando lo que sucedió. Y no sé como me salvé, creo que fue obra de Dios. No puedo explicármelo de otro modo: mi apartamento está intacto y el de al lado destruido".
    Hablar de milagros parece una contradicción en un lugar que fue maldecido por la guerra.
    En el espacio externo de la escuela junto al edificio, convertida en la base para la asistencia de los desplazados, los operadores sanitarios recogen muestras de ADN para tratar de identificar a las víctimas.
    Un poco más allá, los voluntarios ofrecen alimento y ayuda a tantos que se aprietan en sus abrigos, estallan en lágrimas, se abrazan, suspendidos en lo que parecer ser una eterna pausa de desesperación, mientras el tiempo que pasa les roba cada esperanza de vida bajo los escombros.
    "Era la vecina de una familia que vivía aquí. El papá y el hijo están en el hospital, pero no sabemos lo que ocurrió con la mamá y las otras dos niñas, los socorristas no nos dicen nada", llora desesperada una mujer.
    Dos muchachas merodean entre los socorristas. "Nuestro mejor amigo vivía aquí, ahora está en nuestra casa pero no sabemos qué ocurrió con sus padres. Vinimos a ver si hay alguna cosa".
    "La espera de saber el destino de los propios seres queridos es duro, tanto como ser un sobreviviente o una víctima", explica Ruslan, entre los psicólogos que ayudan a las personas desesperadas y bajo shock.
    "Aquí observé tanta rabia contra los militares rusos que descerrajaron el ataque". Una rabia alimentada por la incapacidad de hallar la lógica de una agresión dirigida a un barrio residencial, entre árboles en flor y parques con toboganes y columpios.
    Veintitrés muertos de los cuales cuatro son niños es el balance que llega mientras el ocaso ilumina de rojo las ruinas de Uman.
    "Es un día de tristeza para nosotros", dice a ANSA al alcaldesa Iryna Pletnyova, diciéndose convencida de que "la ciudad se recuperará". Pero no todavía, no hoy.
   

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA

Imperdibles

Compartir

O utilizza

Ùltimo momento

404 Not Found

404 Not Found


nginx