(ANSA) - ROMA, 25 MAR - Orgullosa reivindicación de su
presencia en la escena de la oposición a Vladimir Putin, sin
concesiones a victimismos ni a protagonismos inspirados en
sugestiones de martirio político.
El largo post publicado en Telegram por Elvira Vikhareva,
envenenada seis meses atrás con sales de metales pesados según
una técnica clásicamente atribuida a los servicios moscovitas,
es el manifiesto programático de quien no tiene intención alguna
de rendirse y una acusación que, sin retórica, apunta derecho a
las paredes rojas del Kremlin.
"Es hora romper el silencio y enfriar un poco el ardor de
las discusiones ligadas a las noticias sobre mi salud. Primero
y, quizás, más importante, dejen de enterrarme antes de tiempo.
Morir no está absolutamente en mis planes", aclara la opositora
rusa para despejar el campo de las ilaciones acerca de las
razones de su reserva, no obstante los estudios médicos seguidos
a una serie de síntomas entre fines de noviembre y comienzos de
febrero hallaran en la sangre presencia de bicromato de potasio,
una sustancia altamente tóxica y cancerígena.
La joven política, de 32 años, explica que calló su
condición por "temores razonables y justificables por la
seguridad de mi mi vida y de aquellos que están cerca mío hoy",
y pide a los periodistas "tratar con comprensión" su situación.
Luego el ataque al zar y los suyos: "No esperen, no
renunciaré a mi posición, no me esconderé en un rincón esperando
compasión y no me callaré", dice.
Opositora de raza, vale decir, que sin gozar de la
notoriedad y del apoyo internacional reservado a Alexei Navalny,
agradece a quien se preocupa por ella y la invita a abandonar
Rusia, pero les pide a ellos no hacer de ella "una heroína o una
víctima del régimen" porque, "como muchos otros, elegí hace
tiempo este camino y sé que está recubierto de minas". "Por
ahora pretendo quedarme en Rusia", expresa en Telegram.
Vikhareva se dirige a quien no apoya al régimen del zar pero
tiene miedo hacer oposición diciendo que "esto es lo que quiere
Putin y su aparato", y que es necesario olvidar la "la frase
tóxica" que muchos repiten: "No depende de mí".
"Si queremos respirar debemos continuar resistiendo. La
indiferencia es hija de la guerra y el caos, y hoy estamos
recogiendo esos frutos", asevera Vikhareva, originaria de
Irkutsk, Siberia, con diploma en periodismo y una breve
experiencia televisiva, antes de acercarse no todavía
veinteañera a la lucha política durante las protestas contra el
fraude electoral de 2011.
Y cuando dice con claridad cristalina que "el país está
gobernado por asesinos y cobardes -ahora lo sé mejor que
cualquier otro en carne propia-. Su poder se basa en el
despotismo y el miedo. Debemos ser fuertes frente al enemigo",
parece casi sentir la voz incorruptible de Anna Politkovskaja.
(ANSA).
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