(ANSA) - MOSCU, 20 FEB - A un año del inicio de la guerra de
Ucrania, es evidente que Rusia se vio afectado por las sanciones
económicas, pero no está de rodillas, ya que cuenta sobre todo
con un fuerte incremento de los ingresos por gas y petróleo.
Tras el lanzamiento de la operación militar en Ucrania, la
Bolsa rusa cerró durante un mes, el rublo se desplomó, asolaba
el fantasma de una caída del PBI del 8% y una inflación del 20%.
La economía rusa parecía estar al borde del abismo,
aplastada por sanciones occidentales sin precedentes, pero
manejó el temporal.
Sin embargo, subrayó el economista de la Universidad de
California (UCLA) Oleg Istkhoki, con la caída de los precios de
la energía "la crisis podría hacer sentir todo su peso en 2023".
La vida de los rusos en las grandes ciudades parece no haber
cambiado. Discotecas y restaurantes frecuentados los fines de
semana, pistas de patinaje abarrotadas, supermercados bien
surtidos, tiendas de las principales marcas extranjeras aún
abiertas en las calles comerciales.
Muchos rusos también continúan viajando al extranjero por
negocios o turismo. Por dar un ejemplo, en 2022, el consulado
italiano emitió alrededor de 100.000 visas.
La inflación lleva la peor parte, el 11,9% a principios de
febrero, según el Banco Central. Según la misma fuente, 2022
finalizó con una caída del PBI del 2,5%, muy limitada frente a
las catastróficas previsiones de marzo. Para 2023, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) espera incluso una señal positiva,
con un crecimiento del 0,3%.
La economía paró el golpe, sobre todo gracias a la explosión
de los ingresos por exportaciones de energía: 330.000 millones
de dólares en 2022, según el Instituto para los Estudios de
Política Internacional (ISPI).
Las restricciones a las importaciones, por otro lado, han
favorecido en parte el aumento de algunas producciones locales.
Pero el bloqueo se eludió en gran medida gracias a los nuevos
canales de importación de terceros países, en primer lugar
Turquía, los Emiratos Arabes Unidos y Kazajistán.
Un ejemplo para todos: Samsung y Apple abandonaron el
mercado ruso el año pasado, pero recientemente sus smartphones
volvieron a llegar gracias al sistema de triangulación.
A pesar de las afirmaciones públicas de lo contrario, muchas
empresas occidentales permanecen en Rusia.
Según un estudio de la Universidad de St. Gallen y el
instituto IMD de Lausana, solo el 8,5% de las empresas de la
Unión Europea y otros estados del G7 cerraron sus filiales en el
país. También se mantienen los grandes bancos de inversión
estadounidenses Goldman Sachs y JP Morgan.
Entre otras cosas, Occidente sigue importando metales
preciosos de Rusia, como el titanio, imprescindible para la
industria aeronáutica. Moscú sigue pagando a Ucrania por el
tránsito de su gas a Europa y en la Bolsa de Valores de Moscú,
denuncia un diputado de la Duma, las acciones de los fabricantes
de armas occidentales que abastecen a Kiev se tratan con
normalidad.
Entre los que dejaron Rusia está McDonald's, que con la
apertura de su primer restaurante de comida rápida en la Plaza
Pushkin de Moscú en 1990 se había convertido en un símbolo de la
distensión de Gorbachov. La cadena pasó a manos del magnate ruso
Alexander Govor, quien la renombró Vkusno y Tochka (Sabor y
Punto) y ahora es candidata a tomar el control de los
restaurantes de comida rápida McDonald's también en Kazajistán.
El impacto más fuerte del conflicto ucraniano en Rusia se
produjo en otoño (boreal), con la movilización militar parcial,
caracterizada por la incertidumbre y la confusión.
Decenas de miles de hombres huyeron al extranjero por temor
a ser enviados al frente, mientras los rumores de reclutamiento
se extendían por las calles o en las estaciones de metro.
Algunos italianos que adquirieron la ciudadanía rusa a través
del matrimonio también fueron convocados a las oficinas de
reclutamiento, pero se informó que ninguno de ellos fue
reclutado.
Un italiano que organiza fiestas de cumpleaños y otros
eventos en dos clubes de Moscú recuerda bien esos días: "Durante
al menos un mes -dice- vi participar solo a mujeres. Los hombres
estaban todos escondidos o habían huido".
Ahora el pánico parece haber pasado, pero el decreto de
movilización sigue vigente y muchos temen nuevos alistamientos
en el futuro.
Las preocupaciones de las autoridades se centran, en cambio,
en cómo seguir financiando el conflicto.
Las ventas de gas a Europa ahora se derrumbaron en un 80%,
pero el aumento especulativo de los precios hasta 8 o 9 veces
había permitido a Moscú aumentar las ganancias hasta hace unos
meses.
A pesar de ello, el presupuesto estatal cerró en 2022 con un
déficit equivalente al 2,3% del PIB. Y ahora que los precios de
la gasolina son menos de la mitad de los máximos del año pasado,
las cosas parecen empeorar. (ANSA).
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