La niebla mental y los trastornos de la memoria y la concentración que persisten durante meses después de la infección por Covid-19 podrían estar vinculados en algunos casos a alteraciones en el metabolismo del cerebro y la acumulación de moléculas tóxicas para las neuronas.
Así lo indica una investigación sobre siete pacientes coordinada por la Universidad de Milán y realizado en colaboración con el Centro Aldo Ravelli de la Universidad Estatal, el Asst Santi Paolo e Carlo y el IRCCS, un instituto auxologico.
Los resultados, que abren nuevas preguntas sobre el daño post-Covid, se publican en el Journal of Neurology.
Los investigadores, dirigidos por el neurólogo italiano Alberto Priori, seleccionaron siete pacientes hospitalizados por Covid que, un año después del alta, aún presentaban alteraciones cognitivas detectadas mediante pruebas neuropsicológicas específicas.
Estos voluntarios fueron examinados con el método de tomografía por emisión de positrones (PET) para evaluar la actividad metabólica de áreas específicas del cerebro. Los informes revelaron que tres pacientes presentaban alteraciones en el funcionamiento de las áreas temporales (sitio de la función de la memoria), del tronco encefálico (sitio de algunos circuitos que regulan la atención y el equilibrio) y de las áreas prefrontales (que regulan la mentalidad energética, la motivación y, en parte, el comportamiento).
En uno de estos pacientes que presentaba un trastorno cognitivo más grave, también se realizó un PET especial que permite visualizar el depósito de amiloide en el cerebro.
“El amiloide es una proteína que, cuando se acumula en las neuronas, determina su envejecimiento prematuro y su degeneración y que está implicada en la enfermedad de Alzheimer”, explica Luca Tagliabue, director de la división de Medicina Nuclear y Radiodiagnóstico de ASST Santi Paolo and Carlo. “Pues bien, en el paciente examinado, el PET detectó una acumulación anormal de amiloide en el cerebro y particularmente en los lóbulos frontales y en la corteza cingulada, ligada a funciones cognitivas y emociones complejas”, añade.
Los investigadores llegaron así a la conclusión de que en poco menos de la mitad de los pacientes con trastornos de la memoria y la concentración un año después del Covid pueden existir alteraciones funcionales de las áreas temporal, frontal y del tronco encefálico del cerebro, mientras que en el resto de los casos los trastornos cognitivos” no tienen una respuesta funcional al cerebro, sino que pueden derivar de modificaciones exclusivamente psicológicas similares al trastorno de estrés postraumático”, explicó Roberta Ferrucci, profesora de psicobiología en la Universidad de Milán.
La observación de elevación de amiloide en un paciente, reportada por primera vez en este estudio, podría estar relacionada con la infección o con el desencadenamiento de la cascada neurodegenerativa por parte de la infección. Estos datos deberán ser evaluados por estudios futuros, para comprender si la infección por SARS-CoV-2 podría determinar un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas en el futuro.
“Este estudio ofrece una gama de hipótesis interpretativas del daño post-Covid y sienta las bases para una evaluación diversificada del paciente a largo plazo”, comentó Vincenzo Silani, exprofesor de Neurología de la Universidad Estatal y director del Departamento de Neurociencias. del IRCCS. “Los procesos neurodegenerativos también podrían desencadenarse post-infección en casos seleccionados según diferentes vías patogénicas y esta, obviamente, es la pregunta principal que nos hacemos: podemos esperar patologías neurodegenerativas en el futuro?”, completó.
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