Moscú acusa al diario de ser "una amenaza a las bases del orden constitucional y la seguridad" del Estado, pero, en realidad, según muchos observadores, el verdadero motivo del golpe es, sin lugar a dudas, la línea editorial de Meduza, que no ahorro nunca críticas a Vladimir Putin y denunció sin medias tintas las atrocidades del conflicto en Ucrania.
La medida podría tener graves consecuencias porque la ley rusa prevé la posibilidad de penas de reclusión para quien colabore con un diario considerado "no deseado" hasta cuatro años de cárcel para los periodistas y hasta seis para quien tiene roles organizativos.
"Nuestra preocupación principal son nuestros lectores", declaró la directora de Meduza, Galina Timchenko, al Moscow Times. "Las personas -explicó- pueden aún leer Meduza, pero publicar links y comentarios podrían ser considerados un ilícito administrativo".
Meduza es una publicación muy visitada, un punto de referencia para quien desea informaciones en lengua rusa no deformadas por la propaganda. Y justamente por esto el gobierno ruso la atacó varias veces. En 2021, Meduza fue inserta en el funesto registro de los "agentes extranjeros", que Moscú reserva a entes y personas que incomodan al poder.
El diario -que tiene su sede en Letonia propiamente para intentar huir de las continuas vueltas de tuercas del Kremlin contra la libertad de prensa -fue obligado a presentarse a su público con la infamante etiqueta de "agente extranjero" con un aviso en caracteres cubitales al comienzo de cada artículo suyo.
Los ingresos por publicidad se derrumbaron, pero Meduza consiguió permanecer mediante una recolección de fondos. La situación empeoró con el conflicto en Ucrania, que vio a Moscú endurecer ulteriormente la censura y represión: una nueva ley mordaza prohíbe criticar la ofensiva de las tropas rusas previendo penas de hasta 15 años de cárcel, y fueron bloqueados decenas de sitios web, incluido el de Meduza.
Meduza anunció, de cualquier modo, que no pretender cerrar sus puertas: "No tenemos el derecho a rendirnos y callar", escribe, y agrega que pensará "cómo trabajar con las nuevas condiciones".
El diario recibió mensajes de solidaridad de tantos medios liberales rusos (todos obligados a trasladarse al exterior) y Novaya Gazeta Europa lanzó una recolección de firmas en apoyo de la publicación.
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