La octava reunión de la Liga por Ucrania en la base aérea estadounidense en Ramstein, Alemania, mostró una coalición de dos velocidades, pues, por un lado, hay un grupo de países dispuestos a precipitarse -encabezados por Reino Unido y Polonia- y a suministrar a Kiev armas hasta ahora consideradas tabú, como tanques e incluso cazas F-16.
Pero, por otro lado, están quienes frenan esa posibilidad, como Alemania.
A pesar de la presión previa a la cumbre, Berlín no aprobó la exportación de sus Leopard 2, reclamados por Kiev.
Por su parte, Estados Unidos no tiene ningún interés en enfatizar las diferencias, en todo caso enfatizando la "unidad y determinación" de la coalición y señalando que este "poderoso" paquete de ayuda pondrá a Ucrania en posición de montar la "contraofensiva de primavera".
En Ramstein -según el recuento del Jefe del Estado Mayor del Ejército estadounidense, general Mark Milley- se reunieron "53 aliados y socios", y cada uno hizo su aporte.
A pocas horas del inicio de la cumbre, que por primera vez recibió un discurso por video-enlace del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, nueve países europeos en un comunicado conjunto dieron vida al "Pacto de Tallin" con el compromiso de donar a Ucrania una "variedad sin precedentes" de activos que incluyen "tanques, artillería pesada, defensa aérea, municiones y vehículos de combate de infantería".
El grupo -que incluye, además de Gran Bretaña y Polonia, también Estonia, Letonia, Lituania, Dinamarca, República Checa, Países Bajos y Eslovaquia- prometió entonces "instar" a los demás aliados y socios a "hacer lo mismo".
Una persuasión moral que en Ramstein, sin embargo, fracasó con Alemania.
"Hablamos sobre la posible entrega de los Leopard" y "hay buenas razones a favor y buenas razones en contra", dijo el nuevo ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius.
"Pero no hay una opinión única al respecto: la sensación de que hay una coalición y que Alemania es un obstáculo está mal", subrayó.
La reticencia no proviene del "miedo" -esta es la acusación de Kiev- sino del sentido de "responsabilidad por Alemania y por Europa, o sea, de la posible escalada militar con la que el Kremlin también amenaza.
En ese sentido, el portavoz de la presidencia rusa, Dmitry Peskov, aseguró Occidente se "engaña a sí mismo" si cree que Ucrania realmente puede ganar la guerra y la entrega de los tanques solo aumentaría el riesgo de una participación directa de la OTAN. Por su parte, Zelensky agradeció a los aliados por las nuevas armas, pero subrayó que "no hay alternativas" al envío de tanques y Varsovia juró que hay 15 países dispuestos a romper el retraso y que "la construcción de la coalición" sobre los Leopard "terminará con éxito".
Sin embargo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin III, aconsejó no prestar demasiada atención a "un vehículo" -o sea, los tanques-.
También se declaró convencido de que el paquete de 2, 5 millones de dólares decidido por Washington, especialmente en combinación con la ayuda decidida por otros aliados, será suficiente -"si se usa adecuadamente"- para dar a Kiev una posición ventajosa en el campo de batalla para "recuperar los territorios ocupados".
Por su lado, Milley fue quizás más pragmático en ese punto: "Es difícil", aunque no "imposible", que Ucrania pueda "expulsar a todas las fuerzas rusas de su territorio" dentro de 2023, en todo caso, se puede lograr un progreso "sustancial".
Austin también consideró que "es hora de no ceder, no nos demoraremos y no dudaremos en ayudar a Ucrania: este es un momento decisivo para Kiev y para el mundo entero, se trata del futuro que queremos dar a nuestros hijos y nietos".
Por la noche, Washington designó a la empresa militar privada rusa Wagner -con 50.000 efectivos estimados por Ucrania- como una organización criminal transnacional y anunció nuevas sanciones la próxima semana contra la empresa y su red de apoyo en varios continentes.
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