(ANSA) - PEKIN, 25 FEB - La tensión entre China y Estados
Unidos es cada vez más palpable en el Mar de China Meridional,
donde hay frecuentes contactos directos y cuya gestión está
encomendada a la sangre fría de ambos bandos.
A unos 7.000 metros sobre el nivel del mar, por ejemplo,
según informó CNN, se plasmó un "encuentro" que tuvo lugar el
viernes entre un jet de las fuerzas armadas de Pekín y un avión
de la Marina de Estados Unidos, que transportaba
excepcionalmente a un equipo de televisión estadounidense.
El avión de reconocimiento estadounidense estaba a 30
millas de las disputadas islas Paracel, un grupo de unos 130
pequeños atolones, el mayor de los cuales se ha ampliado y
equipado para albergar bases militares chinas.
Entonces, una voz, que dice ser de un aeródromo del
Ejército Popular de Liberación, crepitó en la radio del P-8
Poseidón, de la marina estadounidense. "Aviones estadounidenses.
El espacio aéreo chino es de 12 millas náuticas. No se acerquen
más o asumirás toda la responsabilidad", bramó con tono
altisonante.
En cuestión de minutos, un avión de combate chino armado
con misiles aire-aire interceptó al avión estadounidense y se
colocó a 150 metros, por el lado izquierdo. El avión chino
estaba tan cerca que la tripulación estadounidense pudo ver a
sus pilotos girar la cabeza para mirarlos y distinguir la
estrella roja en las alas y los misiles con los que estaba
armado.
La teniente Nikki Slaughter, piloto de la aeronave
estadounidense, saludó al avión bimotor de combate EPL de dos
asiento. "Avión de combate EPL. Este es el P-8A de la Armada de
los Estados Unidos. Lo he apartado de mi ala izquierda y tengo
la intención de continuar hacia el oeste. Le pido que haga lo
mismo, cambio", replicó el americano.
No hubo respuesta del caza chino, que continuó
presionando durante otros 15 minutos antes de alejarse.
Se trata de un claro episodio de las tensiones que se
están acumulando en el Mar de China Meridional y entre Estados
Unidos y China. Pero el comandante de la misión de la Armada
tiene una opinión diferente. "Yo diría que es otro viernes por
la tarde en el Mar de China Meridional", dijo Marc Hines, como
para subrayar la rutina de los acontecimientos que parecerían
excepcionales en cualquier otro lugar.
El guión se repitió poco después cerca de Filipinas,
cuando el P-8 vio un destructor naval chino y descendió a unos
300 metros para un reconocimiento cercano.
Para Hines, las tensiones siempre son menores cuando se
habla del lado chino.
El silencio, por otro lado, trae incertidumbre. "Cada vez
que no hay respuesta, quedan preguntas. Entienden nuestras
intenciones? Entienden que no queremos hacer daño?" Al final,
fue otro viernes de encuentros "profesionales", con la esperanza
de que así siga siempre. (ANSA).
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