En un comentario relanzado por la agencia oficial de noticias KCNA, el comentarista de asuntos internacionales Kim Yoo-chul señaló que el conflicto en Ucrania era el "producto inevitable de la coerción y la hegemonía" de Estados Unidos y sus aliados.
Si Ucrania no hubiera participado ciegamente en la política de Estados Unidos de confrontación antirusa, si hubiera abandonado a los "demonios sucios" estadounidenses y promovido la reconciliación y la unidad con sus vecinos, la situación no habría llegado al punto actual, que es grave.
La situación actual en Ucrania "demuestra, una vez más, que no puede haber paz en el mundo en ningún momento a menos que la política estadounidense de fuerza, tiranía y agresión codiciosa haya terminado". Corea del Norte consolidó los lazos con Rusia desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó a sus tropas que lanzaran una invasión a gran escala de Ucrania, respaldando públicamente a Moscú en declaraciones en las Naciones Unidas y expresando su apoyo al reconocimiento de las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk.
Washington acusó a Pyongyang de suministrar misiles y otros materiales de guerra a Rusia, y también proporcionó imágenes satelitales de supuestos envíos por ferrocarril.
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