(ANSA) - BEIRUT, 09 FEB - Casi cinco días después del
terremoto, un convoy de apenas seis camiones de la ONU entró en
los devastados territorios del noroeste de Siria, fuera del
control del gobierno y más cerca de la frontera turca, donde
decenas de localidades siguen aisladas de los esfuerzos de
socorro y donde se extinguen las ya débiles esperanzas de
recuperar con vida a algunos sobrevivientes del terremoto del
lunes.
De los más de 20.000 muertos contabilizados hasta el
momento, 4.000 se registran en las distintas regiones de Siria,
fragmentada y azotada desde hace 12 años por un conflicto armado
de escala regional interminable. La zona más afectada es la de
Afrin e Idlib. El número de víctimas se actualiza cada hora,
pero los rescatistas en el remoto noroeste, al que solo se puede
acceder desde Turquía, insisten en que no tienen medios para
excavar lo que llaman "una alfombra interminable de escombros".
A pesar de la avalancha espontánea de solidaridad de los
sirios de las zonas menos afectadas, tanto el gobierno central
de Damasco, apoyado por Irán y Rusia, como las autoridades
pro-turcas del noroeste de Siria están pidiendo a la comunidad
internacional que acelere los trámites para el envío de ayuda.
Estas llegaron desde algunos países árabes del Golfo,
Irán, Rusia y otros países, a los aeropuertos de Damasco, Alepo
y Latakia, estos dos últimos en el corazón de las zonas de
desastre controladas por el gobierno. La distribución,
encomendada a la Media Luna Roja Siria, entidad controlada por
el gobierno, lucha por superar los obstáculos logísticos y las
dinámicas clientelistas locales preexistentes.
La Unión Europea ha respondido a la petición del gobierno
sirio dando el visto bueno a las protecciones civiles de los
estados miembros para enviar ayuda a la Media Luna Roja de
Damasco.
Italia y Rumanía ya han tomado medidas y un primer
cargamento italiano está viajando por el Líbano. Francia, por su
parte, partidaria acérrima de la línea dura contra Damasco, ha
anunciado que ha destinado un total de 12 millones de euros a
ayudas que serán gestionadas en gran parte por organizaciones no
gubernamentales que operan en las zonas del noroeste y por
agencias de la 'un.
Sobre todo, surge un cuadro de reparto tardío con respecto a
la emergencia de socorro y que refleja las divisiones
político-militares que existían antes del terremoto del lunes.
Organizaciones sirias del noroeste denuncian la negativa de
Ankara a pasar ayudas de zonas kurdo-sirias y del vecino Irak.
De manera similar, la ayuda de las áreas gubernamentales no
fluye hacia las áreas del noroeste.
Se han abierto tres pasos fronterizos con Turquía pero desde
el lunes solo han pasado hoy 6 camiones de la Organización
Mundial para las Migraciones (OIM) con mantas, colchones y
tiendas de campaña para unos 5 mil desplazados. Hay cientos de
personas sin hogar solo en el noroeste de Siria, denuncia el
Observatorio Sirio de Derechos Humanos. "Seis camiones 80 horas
después del terremoto son muy pocos. Es una pena", dice Rami
Abderrahman del Observatorio.
Al respecto intervino el secretario general de la ONU,
Antonio Guterrres: "Este es el momento de la unidad, no de la
politización ni de la división, es el momento de brindar un
apoyo enorme... ahora es el momento de explorar todas las vías
posibles para llevar ayuda y personal a todas las áreas
afectadas. Debemos poner a las personas primero". (ANSA).
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