En concreto, define la financiación de Moscú como "una fantasía" y califica las hipótesis de pagos a parlamentarios europeos "para difundir narrativas prorrusas" como "especulación descabellada y acusaciones absurdas".
Si este escándalo corre el riesgo de afectar una vez más al Parlamento Europeo, que está evaluando qué hacer, la Comisión Europea no está en mejor situación: para la presidenta Ursula von der Leyen, se preanuncia un nuevo problema en clave "Pfizer-gate".
La investigación abierta por las autoridades belgas sobre el intercambio de mensajes entre Von der Leyen y el director general del gigante farmacéutico, que luego desembocó en el gran pedido de vacunas contra el Covid, pasó de hecho a manos de la Fiscalía Europea (EPPO).
Las investigaciones, reportó Politico, son por "injerencia en funciones públicas, destrucción de mensajes de texto, corrupción y conflicto de intereses". Cabe señalar que nadie fue acusado todavía en relación con el caso. Pero encaja perfectamente en la narrativa de "élite contra el pueblo" de la Voz de Europa.
"No cederemos", grita, por ejemplo, el periódico acusado de tener vínculos con el Kremlin, anunciando "acciones legales" contra la República Checa.
Sí, porque La Voz de Europa tiene su sede en Praga y fueron los servicios secretos checos quienes dieron la alarma, transmitiendo información a colegas de medios de Europa, ampliando las investigaciones a Bélgica, Alemania, Francia, Polonia, Países Bajos y Hungría.
La trama de influencia, según trascendió hasta ahora, sería sencilla: a través de la Voz de Europa -financiada y manipulada por el oligarca ucraniano prorruso Viktor Medvedchuk, hombre del círculo mágico de Vladimir Putin-, Moscú habría intentado utilizar a los eurodiputados entrevistándolos pagando.
Entre ellos -según los rumores de los medios checos y de los Países Bajos- estarían representantes de la Asamblea Nacional de Marine Le Pen, del ultraderechista flamenco Vlaams Belang, pero también de Alternative fuer Deutschland, formaciones todas ellas de la galaxia soberanista que encabezan las encuestas de votación.
Ahora, las investigaciones (confirmadas por el primer ministro belga, Alexander De Croo) apenas comienzan y aún queda mucho por entender. Según una fuente bien informada, los pagos rusos se destinaban principalmente a funciones sociales como discursos en cenas o para apariciones en foros de discusión, y no estaban directamente relacionados con la votación sobre ciertos temas o el trabajo parlamentario en general.
"Esto es desinformación y no espionaje", dijo la fuente al Financial Times.
Dicho esto, para la Cámara Europea, después del Qatargate, sería otro golpe a su imagen, especialmente a pocos meses de las elecciones.
"Aún no está del todo claro lo que ocurrió, pero la alarma parece fundada y nos preocupa", explicó a ANSA el jefe de la delegación del Partido Demócrata (PD), Brando Benifei.
"La infiltración rusa en la campaña electoral europea es algo que lamentablemente no nos sorprende. Mientras esperamos comprender mejor todos los aspectos, espero que todas las fuerzas políticas quieran reaccionar con la firmeza adecuada ante estos riesgos para la buena marcha de la democracia europea", añadió.
En tanto, Medvedchuk fue sancionado por la República Checa, que luego anunció que quería pedir a la UE que hiciera lo mismo.
Padrino de una de las hijas de Putin, también es apodado "il Mazarino de la política ucraniana" en virtud de su papel como jefe de gabinete del expresidente Leonid Kuchma, primero, y luego como oligarca con las manos en los medios de comunicación.
Fundador del partido proruso Plataforma Pro-Vida, fue arrestado tras la invasión de 2022 -al parecer el plan de Putin era ponerlo en el lugar de Zelensky, al frente de un gobierno títere- e intercambiado por veteranos del batallón Azov, capturados por los rusos en Mariupol (ahora vive exiliado en Moscú).
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